La policía está investigando si los padres del bebé que entró en contacto con un cubo de lejía y que falleció después en el hospital fueron negligentes o no. La madre se dio cuenta de lo que había pasado (o respiró la lejía o la tragó, todavía no se sabe) y llevó a su hijo inmediatamente a urgencias, pero nada se pudo hacer por salvar su vida. José Casas, jefe de pediatría, ha recordado lo peligrosos que pueden ser ciertos productos, que deben mantenerse fuera del alcance de los niños:
“El jabón de lavaplatos y el amoníaco son todavía más peligrosos que la lejía. Debemos tener mucho cuidado con estos productos, sobre todo, en casa de los abuelos, pues al no convivir ellos con los niños no guardan estas rutinas de seguridad”, ha dicho.