"Tengo que ir a Guinea Ecuatorial. Si me dejas, te vienes conmigo, hablo con Obiang y te hago ministro." Así trató de convencer al que él creía el jefe de la investigación de su caso para que le dejaran en libertad. Al no funcionar, el joven utilizó todas sus armas y empezó a hablar de sus contactos: un secretario de Estado, altos cargos del CNI...