La Universidad de Granada está a punto de encontrar un fármaco que acabe con el cáncer. Sin embargo, después de 18 años de investigación, están muy lejos de alcanzar la financiación y la estabilidad laboral para conseguirlo. "Estamos en un punto crítico, si no obtenenos la financiación para seguir adelante con el proyecto, la inversión en dinero, tiempo y recursos humanos que se ha hecho se va a ir al traste", dice el doctor Alberto Ramírez, que bajo las órdenes de Juan Antonio Marchal trabaja en un fármaco que actúa sobre las células madre, inhibe la formación de metástasis y no es tóxico. Además de los investigadores contratados, el equipo está compuesto por varios becarios que no cobran.
