Una exmonja de 'El Palmar de Troya': "Estábamos aisladas. No podíamos hablar"

Entró con 14 años a 'El Palmar de Troya' y permaneció allí hasta los 49. "Las monjas cuidaban niños y ancianos y me quedé allí porque me gustó", nos ha contado esta monja, que ha desvelado cómo era la vida en la Orden. "Estábamos aisladas. No teníamos permiso para hablar con al gente del mundo. Si salíamos a la calle con la Superiora era ella la que podía hablar. Los frailes traían la comida a las monjas. Para hacer más sacrificio en el desayuno era fruta con pan y las comidas eran solamente un plato. Regular, me costaba ir a la iglesia con el velo negro, estar toda la tarde de rodillas. La oración tenía que ser fuerte", dice esta exmonja, que fue expulsada de la Orden. "Cuando eligieron a Gregorio XVIII había mucho trabajo, me sentía enferma y un día me sentí como poseída del demonio, perdí la noción del iempo, no era dueña de mí misma y no podía cumplir con la reglas. Me expulsaron. Eran cinco votos: pobreza, castidad, obediencia, sumisión a la iglesia y esclavitud mariana". Tras 35 años, salió al mundo real. "Para mí fue un choque, me tuvieron que llevar al hospital porque me ahogaba", dice la exmonja. "El Papa Clemente se quedaba en extasis, veía a nuestra Señora y le daba mensajes para el funcionamiento de la orden", dice esta exmonja, que asegura haber visto al papa Clemente suspendido en el aire. Pese a todo, niega que sea una secta. "Es la iglesia cristiana católica", dice esta exmonja que reconoce que fuera de la iglesias es más feliz que antes.