Los atentados terroristas del 11M causaron la muerte de 192 personas como consecuencia de los explosivos puestos en los vagones de cercanías. Mujeres, hombres, jóvenes, un bebé de siete meses y otro no nacido cuya madre embarazada había sufrido heridas muy graves. Una terrible e inolvidable tragedia que dejó también cerca de 2.000 heridos que veinte años más tarde intentan sobrevivir con las secuelas y los recuerdos de aquel fatídico día.
Zahira Obraya y Lucía Díaz son dos de las supervivientes de los atentados. Las bombas les ha dejado evidentes secuelas en el rostro, pero reconocen que lo peor va por dentro. Las dos cuentan a Informativos Telecinco que no recuerdan el momento de la detonación de los explosivos, aunque en estos 20 años, han experimentado sensaciones dolorosas relacionadas con ese trágico momento.
Zahira se pregunta si de volver ese instante se volvería a subir a ese tren porque pudo no haberlo cogido al ir con tiempo de sobra. Cuenta que no recuerda el momento de la explosión ya que su cabeza lo tiene bloqueado. Su primera imagen al abrir los ojos fue la del vagón destrozado y sentir que llevaba la cara abierta como un libro, algo que no le impidió ponerse a auxiliar a quienes le rodeaban en el vagón.
Lucía cuenta experiencias similares. Ella tampoco recuerda cómo fue la explosión, pero hay veces que se sorprende reviviendo el instante en el que se supone que una barra de hierro le golpeó en la cabeza abriéndole el cráneo. Después, el silencio. A diferencia de Zahira, Lucía perdió el conocimiento y no pudo ayudar a nadie, algo que aún le pesa y por lo que se culpa.
Ambas reconocen que las heridas tardarán aún mucho en curarse si es que alguna vez lo logran. Es difícil, asegura Zahira, "ahora mismo es aceptar. Aceptar que esto ha pasado, aceptar que ese día estaba allí y aceptar que salí de allí".
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