Insultos, gritos, destrozo de mobiliario... cuando eso ocurre en una casa, ¿qué pueden hacer los vecinos? Quejarse, llamar a la policía... eso es lo que han hecho Julia y sus vecinos ante el comportamiento violento del hijo de María. Como nadie les da una solución, vienen a De Buena Ley para obligar a María a que tome una solución drástica. Los vecinos quieren que María denunciar a su propio hijo y éste ingrese en un centro de menores. La madre del joven conflictivo se niega en rotundo. Para ella, su hijo es un adolescente más, con su carácter y su genio, y ellos unos padres ya mayores que han de tener una paciencia infinita con su hijo, como cualquier padre. Para María, los vecinos son unos exagerados.