El barrio de Usera se encuentra abandonado. Los vecinos están cansados de la suciedad, los botellones y las peleas a las que tienen que hacer frente a diario. Las calles están plagadas de latas de cerveza, colillas, orina y excrementos. Además, muchos padres tienen miedo de llevar a sus hijos al parque por la violencia que existe. Un vecino asegura que ni en la época de droga era tan peligroso.