Kiko Rivera se confiesa ante Sofía Cristo: "Muchas veces pienso en consumir"

  • Kiko promete ir con Sofía Cristo a un centro de recuperación en el mes de marzo

  • "Cuando me dan ganas de consumir llamo a mi mujer o a mis tres mejores amigos"

  • El marido de Irene Rosales cuenta historias sobre su adicción y cómo creía que un día se moría

Kiko Rivera ha entrevistado en su programa a Sofía Cristo. Los protagonistas de la charlan han tenido una conversación muy profunda, han recordado sus adicciones y han hecho una serie de confesiones sobre los efectos que han provocado las drogas en su personalidad.

Sofía Cristo ha sido muy directa con Kiko: "¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza consumir?". Rivera responde: "Muchas veces". "¿Qué haces cuando eso te ocurre?", pregunta la entrevistada. El hijo de Pantoja, con la voz seria, dice: "Llamo a mi mujer o cuando no está ella a mis tres mejores amigos".

Sofía Cristo pide a Kiko que se apunte a un centro con ella

"Mis terapias con mi doctor online, tengo un problema emocional que me tiene que si doy un paso adelante me caigo por el barranco", dice Kiko Rivera.

"Te pido que te comprometas a que te metas en recuperación conmigo en marzo, en un centro, y no te voy a dejar respirar de que digas 'que venga Irene o llamo al camello", le dice Sofía animando a su amigo a salir de la adicción. El hijo de Pantoja lo tiene claro: "Me meto, seguro".

"En este mes que entra me pongo a tope, si te recuperas hacemos un tema de regueaton", le dice Sofía de nuevo. Kiko Rivera asiente con la cabeza y promete ponerse en manos de especialistas para curarse definitivamente.

Paranoias de Rivera: dos horas mirando por una mirilla que no existía

Kiko Rivera expica que ahora mismo anímicamente "no estoy mal, pero tampoco vivo tranquilo". Por otro lado, se ha puesto a realizar confesiones sobre su experiencia con las drogas: "Me he pegado cuatro días de fiesta, imagínate cómo estás... no comes, no duermes, solo consumes y bebes".

Luego, cuenta que "un día mi cuerpo dejó de funcionar, no podía levantar el brazo... hubo un día que pensaba que me moría". Pero lo más llamativo es cuando Kiko contó una anécdota sobre una alucinación que sufrió durante dos horas: "Un día me puse a mirar por la mirilla de la puerta y no había mirilla... ¡lo peor es que veía cosas! Te lo juro".