Michelle Obama, en su mejor momento a los 61: “Por primera vez en mi vida, lo que digo y hago es mi elección”

La ex primera dama se sincera sobre sus años en la Casa Blanca y asegura que hoy se siente "más vibrante que nunca"
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Michelle Obama fue la primera dama de EEUU entre 2009 y 2017, durante la presidencia de su marido, Barack Obama. Casi una década después, lanza un libro titulado 'The Look' en el que rememora cómo vivió aquella etapa y en qué punto se encuentra ahora. En una entrevista a 'People', la también abogada se ha sincerado sobre aquellos tiempos de exposición mediática y cómo a los 61 años se siente "más vibrante que nunca", respaldada por una autoconfianza y libertad personal que nunca tuvo en su estancia en la Casa Blanca.

Más sabia cada década que pasa
“En lo fundamental, sigo siendo la misma persona. Pero con cada década me he vuelto más sabia. Creo que ahora tengo más confianza en quién soy. Esta versión de Michelle probablemente se preocupa menos por lo que piensan los demás”, asegura la ex primera dama. Ahora que sus hijas Malia y Sasha son adultas e independientes, sus decisiones giran en torno a su propio bienestar, alejadas de presiones y expectativas externas.
“Somos el expresidente y la ex primera dama y siento que esta es la primera vez en mi vida en la que, cuando digo o hago algo -ya sea en esta entrevista o al escribir este libro- estas son mis decisiones. Eso es liberador”, confiesa. Durante sus años en la Casa Blanca, Michelle se enfrentó a una constante valoración pública de su imagen. “Entendí perfectamente la tarea. Sabía que debía ser una inspiración y a la vez accesible. Debía ser única, auténtica, pero representativa al mismo tiempo. Y como mujer negra, sentía que tenía que asegurarme de que la gente pudiera ver mi lado femenino”, recuerda.
"Era una persona famosa, pero no una celebridad. Eso significaba que la ropa nunca podía hablar más fuerte que lo que yo tenía que decir”, señala la ex primera dama. Por eso, evitó hablar de temas como moda o belleza a propósito, para no desviar la atención. Tampoco la quebraron las críticas. Cuando se cuestionaron sus brazos al descubierto, Michelle lo vivió como un reflejo de la doble moral imperante: “Era pura hipocresía. Podía ver fotos de Jackie con vestidos sin mangas y nadie decía nada. Llegó un momento en que pensé: esto es política. Si no puedes con ellos, haz que todos les tengan miedo”.
Con los años, y ya lejos de los focos de Washington DC, Obama se ha permitido experimentar más con su imagen. "Las trenzas representan libertad para mí. Cuando no estoy en el ojo público, nado, juego tenis, y las trenzas me dan esa libertad. Cuando estaba en la Casa Blanca, no estaba segura de si el país estaba preparado para eso. No quería que mi cabello se convirtiera en una distracción”, cuenta.
Canas sí, pero teñidas
Por otra parte, Michelle afirma que se cuida para mantenerse bien, pero tampoco se obsesiona. "No me estreso por mis canas, ¡pero sí las tiño! Mi madre era igual. Se teñía el pelo hasta el día en que murió. Yo realmente no hago mucho más. Por suerte, la piel negra no envejece tan rápido, pero mi salud siempre ha sido lo más importante: lo que como, hacer ejercicio, las visitas regulares al médico, todas esas cosas que me permiten disfrutar de este momento", explica.
“Todavía trabajo todos los días en despertarme, mirarme al espejo y decirme que soy inteligente, hermosa, amable y valiosa. No creo que ese trabajo termine nunca para las mujeres, especialmente para las mujeres de color, porque no siempre escuchamos eso”, concluye.
