Erizos, un placer de dioses: formas de cocinarlos en casa sin manchar toda la cocina

Tras esos pinchos y su duro caparazón, el erizo esconde un delicioso bocado
Un auténtico placer de dioses del que puedes disfrutar de diferentes maneras
Te contamos cómo comerlos en casa para apreciar su inconfundible sabor
Pareciera que hay una ley no escrita que dicte que cuanto más difícil es conseguir un producto, mayor será la recompensa gustativa y el placer que sentiremos al comerlo. ¿Acaso no pasa con los percebes, las zamburiñas o algunos tipos de setas? Lo mismo podríamos decir de los erizos de mar, un placer de dioses. Quién no ha dudado en la pescadería entre las ganas de comprarlos y la sensación de ignorancia para abrirlos o cocinarlos. “¿Y qué hago yo con esa cosa con pinchos?, seguro que acabo en urgencias”. Tranquilidad, este miedo y esta dificultad para decidir la mayor parte de las veces se debe al desconocimiento –como tantas cosas en la vida– sobre cómo tratar y comer este manjar. Pero que sea el atrevimiento el que nos acompañe para no privarnos de esta delicia del mar.
Si es época de erizos, hay que aprovecharla
Los erizos de mar –también conocidos como oricios, ourizos, garoinas o garotas, según las zonas– suelen proceder, por regla general, de la costa gallega y cantábrica, aunque también se dan en el Mediterráneo. La mejor época del año para comerlos es entre diciembre y abril, temporada que no hay que perder para poder disfrutar de su intenso sabor a mar y yodo.

¿Cómo abrir un erizo de mar?
Se puede comer de muchas maneras, pero antes hay que abrirlos, claro… ¡es muy fácil! Con un buen paño de cocina –para no pincharnos– lo sujetamos con la boca hacia arriba y con unas tijeras de cocina, ya que el caparazón no es tan duro como parece, vamos haciendo este orificio más grande a la vez que extraemos la boca. Después solo hay que seguir recortando hasta que resulte sencillo retirar las cinco yemas anaranjadas con una cucharilla. El interior está lleno de líquido que también se puede utilizar para guisar. Si no quieres manchar toda la cocina, sigue estos pasos y, sobre todo, hazlo sin prisa. Todo es cuestión de pulso y de mantener la calma.
¿Cómo consumirlos?
Las yemas se pueden comer en crudo directamente, pero es aconsejable hacerlo en el mismo momento en el que se abre el erizo, cuanto antes mejor, y se les puede echar unas gotas de limón. También se pueden añadir las yemas en crudo a ensaladas o echarlas al arroz. Otra forma interesante de degustarlos es a la plancha, con la pasta, en sopas o guisos, es decir, es un producto muy agradecido que dará sabor a cualquier plato allá donde nuestra imaginación culinaria nos lleve. Y, por supuesto, contamos con el recurso de los erizos en conserva, que están deliciosos, vienen listos para comer y puedes tenerlos en tu despensa para improvisar un buen aperitivo gourmet.

Buenos para la salud y para el mar
Además de ser un alimento fácil de abrir y consumir, la otra buena noticia es que estos equinoideos –de los que hay cientos de variedades– ayudan a bajar el índice de riesgo cardiovascular y los niveles de colesterol malo, además de ser fuente de omega 3. Y es que todo en los erizos es bueno, salvo quizá que se pongan de moda, porque esto podría provocar que su sobreexplotación perjudique los ecosistemas marinos que habitan. Además, purifican el agua del mar al capturar y almacenan dióxido de carbono con lo que contrarrestan el cambio climático y el calentamiento de los océanos.
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