Vermú torero: ¿de dónde viene esta expresión y qué significa?
Hablar de 'vermú torero' es aludir no solo a la bebida en sí, sino a toda una experiencia gastronómica
El plan incluía —y en algunas regiones todavía incluye— tapas variadas, charlas animadas y mucha socialización
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El 'vermú torero' es una de esas expresiones que, al pronunciarse, evocan de inmediato la esencia festiva de la tradición española más arraigada. Aunque a priori pudiera pensarse que se trata tan solo un juego de palabras que fusiona la bebida con el mundo de la tauromaquia, su trasfondo cultural encierra matices sorprendentes. Nos adentramos en el origen de la expresión, su evolución histórica y las interpretaciones actuales que confluyen en la costumbre de salir a tomar el aperitivo antes de la comida del mediodía.
Un vistazo a los orígenes del vermú
El vermú, como bebida, tiene un linaje muy anterior a cualquier connotación 'torera'. Sus raíces se hunden en la Europa de los siglos XVIII y XIX, cuando la maceración de vinos con hierbas aromáticas y especias comenzó a popularizarse. Italia reivindica ser la cuna de esta preparación, cuya denominación proviene, según algunos etimólogos, del término alemán wermut (ajenjo). Distintos documentos señalan que la bebida llegó con fuerza a España a mediados del siglo XIX, ‘conquistando’ primero Barcelona y, posteriormente, diversas capitales peninsulares.
En sus inicios, el vermú se tomaba como medicina suave —la infusión de hierbas se consideraba digestiva— y fue abriéndose paso hacia el ritual social del aperitivo. En ciudades como Reus o Madrid, aparecieron fábricas y bodegas especializadas en la producción artesanal de vermús. Hoy en día, el auge de la coctelería y la reivindicación de lo vintage han devuelto protagonismo al vermú, que se sirve tanto en locales tradicionales como en barras modernas.
El vermú, como bebida, tiene un linaje muy anterior a cualquier connotación 'torera'. Sus raíces se hunden en la Europa de los siglos XVIII y XIX, cuando la maceración de vinos con hierbas aromáticas y especias comenzó a popularizarse. Italia reivindica ser la cuna de esta preparación, cuya denominación proviene, según algunos etimólogos, del término alemán wermut (ajenjo).
Su primera referencia datada en 1786, cuando Antonio Benedetto Carpano, creó el primer vermut moderno en Turín al mezclar vino blanco, una infusión con decenas de hierbas y moscatel del Piamonte. Distintos documentos señalan que la bebida llegó con fuerza a España a mediados del siglo XIX, ‘conquistando’ primero Barcelona y, posteriormente, diversas capitales peninsulares.
En sus inicios, el vermú se tomaba como medicina suave —la infusión de hierbas se consideraba digestiva— y fue abriéndose paso hacia el ritual social del aperitivo. Su composición es la de un vino, pero un vino fortificado, por lo que se le añade destilado para elevar el nivel de alcohol. Se infusiona o «aromatiza» con hierbas, especias y raíces y, según el estilo, se endulza
En ciudades como Reus o Madrid, aparecieron fábricas y bodegas especializadas en la producción artesanal de vermús. Hoy en día, el auge de la coctelería y la reivindicación de lo vintage han devuelto protagonismo al vermú, que se sirve tanto en locales tradicionales como en barras modernas.
El componente 'torero'
La parte 'torera' de la expresión 'vermú torero' se asocia, en sentido estricto, al horario central del día que coincidía —sobre todo antiguamente— con ciertos festejos populares o con la antesala de las corridas de toros. Ciertos historiadores apuntan a la costumbre que tenían los aficionados de reunirse en los bares próximos a las plazas taurinas para tomar un aperitivo picante y vigorizante antes de acudir al espectáculo. De ahí, sostienen, podría nacer el uso de la palabra 'torero' como adjetivo que imprime carácter a la bebida y a la reunión social.
Con el paso de los años, el vínculo directo con las corridas de toros se diluyó, pero el término mantuvo un halo lúdico y festivo que sigue vivo. Así, en zonas donde la tauromaquia no forma parte del día a día, la expresión 'vermú torero' continúa refiriéndose a un mediodía animado en el que la bebida estrella es el vermú y el ambiente rezuma bullicio.
De la misma manera, también hay quien asocia la expresión 'vermut torero' o 'ir de vermut torero' con La Rioja y su famosa calle Laurel, donde es costumbre salir a tomar pinchos, cerveza, vino y enredar hasta pasar a los chupitos y la copa larga. En cualquier caso, no está documentado de forma escrita su origen, con lo que casi todas las interpretaciones resultan válidas a la postre.
Más allá de los matices históricos, lo cierto es que el 'vermú torero' arraigó en el imaginario popular como un acto que trasciende la mera ingestión de una copa. En los años 50 y 60 del siglo pasado, salir de vermú los domingos (especialmente en horario de mediodía) se había convertido en una tradición ineludible para muchas familias urbanas. El plan incluía —y en algunas regiones todavía incluye— tapas variadas, charlas animadas y, en ocasiones, música o actuaciones espontáneas que recordaban el ambiente colorido de las fiestas taurinas.
En la actualidad, todavía hay locales que conservan en su carta la mención explícita de 'vermú torero', refiriéndose a un paquete especial de bebida más aperitivo. Incluso existen packs de vermut, embutidos y otras conservas que se venden bajo el propio nombre de 'Vermú torero'. También hay locales que buscan darle una vuelta a la tradición integrando elementos más de nuestro tiempo: vermús artesanales con botánicos extra, tortillas elaboradas con ingredientes de autor o presentaciones minimalistas. No obstante, el espíritu festivo permanece como rasgo característico.
¿En qué consiste un 'vermú torero' en la práctica?
Hablar de 'vermú torero' es aludir no solo a la bebida en sí, sino a toda una experiencia gastronómica. Por lo general, se sirve un vermú —dulce, blanco o rojo, según la preferencia— adornado con una rodaja de naranja o limón, o bien con un pincho de aceituna. A su lado, no faltan tapas típicas como las aceitunas y los encurtidos, las conservas (mejillones, berberechos o almejas en escabeche), fritos y rebozados(croquetas, calamares, puntillitas…) o la clásica tortilla de patatas.
El vermú torero, en definitiva, es un momento para compartir, casi siempre de pie, donde prima la sociabilidad y el tapeo continuo. Su esencia está en su carácter informal y en la diversión.
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