Ruta de tapas por León: cómo cenar sopas de ajo, pizza y picadillo pidiendo cortos y butanos

Un callejón de el barrio Húmedo de León
Un callejón de el barrio Húmedo de León. getty images
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Si León es famoso por algo en el universo gastronómico es por su cultura del tapeo. Cierto es que en pleno invierno las temperaturas pueden echarte atrás a la hora de planificar una comida o una cena de bar en bar, pero con la primavera los planes de terraceo ya empiezan a ser cada vez más recurrente con temperaturas más suaves. Sin embargo, junto al problema encontramos también la solución, pues muchos de los establecimientos ofrecen con la consumición una tapa con la que entrar en calor. Desde unas sopas de ajo hasta unos garbanzos con callos

Aquí os proponemos una ruta que combina el encanto del Barrio Romántico y la tradición del Barrio Húmedo, uniendo bares imprescindibles y sus deliciosas tapas. Un recorrido para chuparse los dedos y con un presupuesto más que ajustado, ya que no podemos olvidar que en León la tapa, además de abundante y sabrosa, es gratis.

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Un plato de morcilla de León

Una de las características del tapeo en León es que cada bar es conocido por su especialidad, con lo que uno puede decidir si entrar aquí o allí en función del ambiente o de la comida con la que le apetezca acompañar su consumición. Desde paella a pizza pasando por cecina selecta, bocadillos de calamares o un plato de albóndigas.

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Un refresco de otra época

Cualquiera de estas deliciosas tapas pueden acompañar a un vino, un refresco, una caña, un corto (caña de un tamaño menor y en peligro de extinción, ya que muchos bares han decidido dejar de servirlo) o a un butano. Sí, un butano, que no es más que un refresco gaseoso de naranja (también lo hubo en su momento de limón y de cola) de la marca del mismo nombre que surgió en León a mediados del siglo pasado pero que apenas aguantó hasta la década de los 70. Eso sí, el nombre y la tradición de pedir ese pequeño vaso con refresco de naranja en las barras leonesas sigue más que vigente.

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Pero vayamos al grano y comencemos nuestra particular ruta de la tapa por León en el Barrio Romántico y, más concretamente, en el Camarote Madrid, donde puedes elegir entre un salmorejo o un arroz que sabe a casa. A pocos pasos, el Clandestino ofrece opciones como champiñones y nachos con boloñesa, perfectos para seguir abriendo el apetito.

Continúamos hacia el Vespa, donde su porción de pizza recién hecha es un imprescindible para los amantes de la comida italiana, si bien La Competencia es el clásico por excelencia en la capital leonesa a la hora de llevarse una buena porción de pizza a la boca como tapa de tu consumición. 

Tapas de callos con garbanzos y champiñones

Seguiremos caminando para toparnos con El Gallinero, donde el protagonismo lo tienen sus tortillas variadas y bocatas, con los que ya empezaremos a notar que en los bares de León no se andan con chiquitas a la hora de agasajar a sus clientes con las mejores y más abundantes viandas. Si de tortillas hablamos, lógicamente, debemos encontrar un hueco para acudir a El Antiguo y probar la suya, reconocida con un Sol Repsol.

Si te gustan los sabores contundentes, no puedes saltarte La Trébede, con su clásico picadillo, una auténtica delicia local a la altura del lacón que ponen en El Flandes.

Del Romántico al Húmedo

Dejamos atrás el Barrio Romántico para adentrarnos en el corazón del tapeo leonés, el Barrio Húmedo. El Capricho abre con una selección de morcilla, embutido, queso y sopas de ajo. En Marcela encontrarás tapas más elaboradas, incluyendo garbanzos y, por supuesto, morcilla. Siguiendo hacia Rua 11 podremos ir en busca de tostas variadas, mientras que sólo a unos cuantos pasos encontraremos La Taberna de la Rua, ofrece opciones como caldo, champiñones o gambas.

No podemos perdernos tampoco los calamares del Sevilla, otro clásico del Húmedo ni la tercera pizza en discordia, la del Rigoletto. Para quienes prefieran platos más completos, el Mesón Don Gutierre, casi enfrente, es ideal: fideuá, croquetas, sopas de ajo y alguna que otra sorpresa de cuchara nos esperan para combatir el frío leonés.

En esta misma línea podemos adentrarnos en El Besugo, donde encontraremos tapas tradicionales como albóndigas, caldo o garbanzos con callos. Más adelante, Los Caracoles es famoso por su tortilla mañanera y, cómo no, por sus caracoles. La ruta sigue en El Pote, donde el champiñón a la plancha con patatas conquista a todos los paladares. Luego, en La Calea, encontrarás las mejores croquetas de León (o del mundo).

Antes de terminar, no podemos regresar a casa o al hotel sin hacer una parada en el Calecho y probar sus rollitos de picadillo y queso, una explosión de sabor, o los perritos calientes de La Cocina. Y no, no nos hemos olvidado de La Bicha, quizá la morcilla más famosa del mundo; ni del Rebote; ni de La Gitana; ni de La Parrilla, ni de Ezequiel (¡qué cecina!); ni de las patatas de Las Torres, del Flechazo o de Casa Blas… Pero es que, como dice todo aquel que pasa por León, con tres cañas has cenado.

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