Dónde comer los mejores pinchos en Logroño: la famosa calle Laurel en otoño

Visitar Logroño implica pasarlo bien y comer mejor, estos lugares te ofrecen los mejores (y más famosos) pinchos
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Quienes nunca han estado en Logroño no saben lo que se pierden, pero es bastante probable que cualquiera que haya pasado unos días allí le haya hecho saber el error que está cometiendo y las ganas de regresar que se quedan tras hacer una visita. Es un lugar acogedor que además se encarga de seducir al visitante con su gastronomía y su ambiente. La Rioja es principalmente conocida por sus vinos, pero lo cierto es que esa es solo la punta del iceberg.
Visitar Logroño es tener que hacerse una lista de todos los imprescindibles, porque es bastante probable que, una vez que se pone un pie en la calle Laurel, el tiempo deje de funcionar como hasta el momento y se pase completamente volando, haciendo que nos perdamos muchos de los sitios que merece la pena visitar.
Por suerte, la concatedral de Santa María La Redonda no está demasiado lejos, por lo que es posible acercarse en un momento. Verla por dentro merece la pena, no solo por su Retablo Mayor o su Capilla, también porque es posible ver El Calvario, una obra original de Miguel Ángel. Sí, ese Miguel Ángel. Además, sin alejarse demasiado, también puede verse parte de la Muralla del Revellín y su arco o el Parlamento, que conserva la portada barroca del siglo XVII del Convento de la Merced que había antiguamente.
Como decimos, hay muchas cosas que ver en esta zona, como el Paseo del Espolón, también muchas que pueden verse y que están un poco más alejadas, como el parque del Ebro. Sin embargo, es probable que tras pasar un rato paseando por sus calles y admirando sus monumentos, comencemos a sentir un poco de hambre. Este es el momento en el que la calle Laurel aparece frente a nosotros (o el móvil nos ayuda a llegar sin problemas) y el plan en Logroño cambia. Ya no es momento de aprender más sobre su historia, su cultura y su arquitectura, es el momento de la gastronomía.
Dónde comer los mejores pinchos en Logroño: la calle Laurel en otoño
Otoño es una época ideal para visitar Logroño, dejando atrás el calor del verano y abrazando los días cada vez más cortos, en los que los rayos de sol se agradecen cada día más y en los que es probable que una tormenta cambie por completo el olor del aire que se respira. Nada impide que la calle Laurel esté llena de vida, por lo que no esperes que haya menos gente si el cielo amenaza tormenta, lo que seguro que hay es lugares más que de sobra para disfrutar de los mejores pinchos y el mejor vino.
- El Soriano. Cada lugar tiene un pincho que le da fama, que lo hace diferente y especial, por eso si pasas por El Soriano, es imprescindible tomarse un ‘champi’. El nombre no deja lugar a dudas, son champiñones a la plancha con gambas, pero no es uno de los más conocidos por nada.
- La Tavina. Este lugar es también un clásico y si de tradiciones va la cosa, lo mejor es probar su crujiente de careta de cerdo. Un plato sencillo que escode una explosión de sabor. Por supuesto, tienen más opciones para escoger y unas raciones para compartir que valen la pena.
- Bar Lorenzo. No dejes pasar la oportunidad de acercarte al Bar Lorenzo y disfrutar de su carta, pero si solo tienes opción de escoger una cosa, apuesta sobre seguro con Tío Agus, un bocadillo de cerdo adobado con salsa secreta de la abuela Damiana. Ojo, que tiene un punto picante.
- La gota de vino. Si piensas que no hay nada más apetecible, eso es porque no has probado el zorropito de este lugar, un pequeño bocadillo de lomo, bacon, queso y alioli. Solo con pensar en los ingredientes estamos seguros de que se hace la boca agua.
- Bar Charly. Más de treinta años lleva sirviendo tapas y pinchos a quienes se acercan aquí, tanto a los logroñeses y logroñesas como a los turistas que no se pueden resistir. Sus morros de cerdo fritos son un clásico.
- El Muro. Si buscas producto de la tierra, aquí lo tienes. Dale una oportunidad o aprovecha para pedir su imprescindible, el ‘cojonudo’, un mollete de pan relleno de picadillo de chorizo, con pimiento rojo y un huevo de codorniz.
- El Canalla. Su plato estrella es la explosión de huevo, un saquito elaborado con patata deshidratada que esconde una yema de huevo que estalla al meterlo entero en la boda y morderlo. Su nombre no engaña a nadie.
La Laurel es una pequeña calle de tan solo 200 metros y, aunque alberga más de setenta bares, por eso algunos han tenido que establecerse en calles cercanas. No dudes en dejar que sea tu nariz la que te ayude a descubrir dónde tomar el próximo pincho.

