Ana Julia, en aislamiento tras ser recibida con "pececillos" por las presas
Las reclusas recibieron a Ana Julia en prisión con pececillos en recuerdo de Gabriel siguiendo la campaña impulsada por sus padres para ablandar su corazón cuando sospechaban de ella y creían que todavía lo tenía vivo. Para la asesina confesa de Gabriel debió ser un shock, porque ella parodiaba con rabia los pececillos en sus monólogos con el micrófono que los investigadores habían instalado en su vehículo.
El centro penitenciario tuvo que aplicar el régimen más seguro y más duro de la cárcel: el aislamiento. Este régimen la impide alimentarse con el resto de presas o salir al patio con ellas. Tiene una presa sombra como prevención de suicidio pero aseguran los funcionarios que están sorprendidos; porque se dirige a ellos con un tono excesivamente cariñoso y sin aparente remordimiento, como si ella no hubiera cometido un crimen tan atroz.
Su abogado asegura que esta actitud responde a los ansiolíticos que le han suministrado. Cuando llegó a la cárcel, asegura su letrado, estaba muy nerviosa y los servicios médicos le recetaron tranquilizantes.
De momento no se la ha sometido a un examen psiquiátrico para valorar el grado de sus celos patológicos, el diagnóstico que aventuran los investigadores que la han seguido durante esos 12 días de farsa. No tiene quien la visite y por ahora su abogado es el único que ha ido a ver a Ana Julia, porque es su cliente pero sobre todo por "humanidad" ha dicho el abogado. Ana Julia solo ha hablado por teléfono con su madre, para pedirle dinero.