El captor de Patricia Aguilar lo intentó con otra menor guipuzcoana
La liberación de Patricia Aguilar ha destapado una historia de terror por lo vivido por la joven y porque se podría haber llevado a otra menor vasca que cayó en las redes de su captor. En la cuenta de internet de Félix Steven había 3.000 niñas, algunas no llegaban a los 14 años. Las descubrió la prima de Patricia haciéndose pasar por una de ellas. Noelia indagó en las cuentas de su prima hasta que dio con él monstruo que se la llevó. Se creó un perfil falso y comenzó a contactar con él. Se comportaba como muchos ciberacosadores, suplantando identidades y compartiendo fotografías insinuantes de niñas de incluso 10 años para conquistar la amistad de otras menores. Noelia constató como ofrecía a las niñas aumentarles los pechos y las caderas prometiendo que se sentirían mejor si se marchaban con él, siempre a cambio de relaciones sexuales. Tal cual.
Patricia esperó a tener 18 años para fugarse. Pero en esa lista había otra menor española. La chica guipuzcoana no llegó a ser captada por muy poco. La alerta llegó a tiempo. Noelia contactó con ella y logró avisar a la Ertzaintza y a la asociación Redune que la ayudaron a lograr pruebas para liberar a su prima y a la menor vasca. Esta joven no había dado el paso de marcharse y fue menos complicado hablar con la familia y convencerla de que la niña era una víctima que había sucumbido al engaño de una secta. Aunque el trabajo para recuperarla psicológicamente continúa y eso más laborioso dado el grado de manipulación mental que sufre.
Con Patricia tuvieron que trabajar durante más de un año para reunir pruebas; testimonios de otras jóvenes que habían contactado con este acosador. Cuando tuvieron esas pruebas pudieron convencer a la policía de que Patricia no era una adulta que se había marchado voluntariamente. Porque Patricia había sido captada cuando era menor de edad y eso es lo que no debemos olvidar. En las leyes no hay instrumentos suficientes para rescatar a adultos víctimas de sectas pero sí a menores de edad.
La asociación Redune dedicada a las captaciones sectarias advierte del peligro para los jóvenes expuestos al lavado de cerebro de las llamadas sectas 2.0. Es muy fácil caer porque la captación comienza sin darse cuenta, simplemente cuando le da un “me gusta” en una red social. A partir de ahí pierden el control y no saben quién hay detrás de esos perfiles que conectan con sus conflictos emocionales o parecen cumplir sus deseos y expectativas. Internet ofrece a los acosadores el anonimato. Para cuando descubren la verdadera personalidad que hay detrás, puede ser ya tarde.
Los gurús ya no llevan túnicas y son difíciles de detectar en internet. Proliferan camuflados en terapias alternativas o de estética, páginas esotéricas o de interpretación de sueños, como le paso a Patricia. De hecho ente las víctimas el autoproclamado príncipe Gurtjief que raptó a la joven española hay muchas venezolanas engatusadas con la estética y la belleza. Hay unas 300 sectas en nuestro país y las víctimas son en su mayoría mujeres.