El dióxido de titanio: ¿en qué productos está presente este aditivo prohibido por la UE?
Los chicles, las gominolas y todo tipo de dulces pueden contener dióxido de titanio
El dióxido de titanio es un colorante que ha sido prohibido por la Unión Europea
A partir de junio de 2022 no podrán comercializarse productos que incluyan este aditivo
El dióxido de titanio, un colorante alimenticio de origen mineral identificado como E171 es un aditivo legal y que se consideraba seguro para el organismo, hasta ahora. La Unión Europea ha prohibido el uso como aditivo en alimentos del dióxido de titanio por los posibles efectos que puede tener para la salud, un blanqueador que se suele utilizar en en productos como chicles, pasteles, suplementos alimentarios, sopas o caldos.
El dióxido de titanio tiene unas características únicas de efecto blanqueador y para otorgar brillo, estabilidad al calor, a la luz luz y absorbencia de ultravioleta. Todo esto le convierte en el colorante blanco ideal para los alimentos. Además, añade textura a los alimentos y a menudo se utiliza como agente antiaglomerante.
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Aparte de la industria alimenticia, el dióxido de titanio se emplea como colorante para fabricar pinturas, revestimientos, plásticos, papeles, fármacos, protectores solares, embalajes, tintas de impresión comercial, cosméticos y dentífricos.
Lista de alimentos que pueden contener dióxido de titanio (E171)
La industria alimenticio lo utiliza para colorear de blanco algunos productos, darles más brillo o recobrar su color original. Así, puede encontrarse en:
- Pasta de dientes
- Dulces lácteos
- Revestimiento de cápsulas de fármacos
- Chuucherías y golosinas
- Chicles
- Galletas
- Pruductos con chocolate
- Sopas y caldos
- Salsas
- Complementos alimenticios o multivitamínicos
- Cremas
- Helados
- Bollería
Los posibles riesgos para la salud del dióxido de titanio
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó en mayo del año pasado que el dióxido de titanio "ya no puede considerarse seguro como aditivo alimentario" porque "no se puede descartar la genotoxicidad" tras el consumo de sus partículas. Aunque la absorción de dióxido de titanio es muy baja tras su ingestión, la EFSA señaló que "puede acumularse en el organismo". Así, la Unión Europea ha terminado prohibiendo su uso como aditivo alimenticio.
La genotoxicidad es la capacidad de una sustancia química de dañar nuestro ADN, el material genético de las células. La genotoxicidad está relacionada directamente con la producción de efectos carcinógenos.