Fue él quien nos aupó al cielo futbolístico con la primera Copa del Mundo. También con las primeras Eurocopas. Nos levanta del sofá con su inteligencia bajo la portería; nos emociona con su modestia entre tanta ostentación. Siempre ha dicho que no es galáctico, que es de Móstoles. Cuatro temporadas en el Oporto. Del Real Madrid desde pequeño, y de la Roja, para siempre. El capitán de todos ha recibido múltiples apoyos; un respeto mundial que no entiende de colores. Hoy recibe el cariño de una afición y de un país eternamente agradecido.