Romina fue atendida en un centro de salud por una paliza de su marido tres días antes del crimen
Los especialistas de criminalística de la Guardia Civil podrán encontrar restos de una pelea y sangre en la vivienda a pesar de que el detenido fregó. Saben que lo limpió todo porque ya estuvieron en la casa cuando no había sido detenido. Le pidieron ropa de Romina para que la olieran los perros de búsqueda cuando Raúl Díaz presentó denuncia de desaparición.
Los investigadores no le creen cuando dice que la encontró muerta, porque él le dijo a un familiar que la había matado. Le llamó por teléfono, y explicó que había habido una discusión y la había matado. Fue el día 31. Según ha sabido Informativos Telecinco tres días antes, el 28 de diciembre, Romina acudió a un centro de salud golpeada. Había recibido presuntamente una paliza de su marido. Esa denuncia de violencia de género se sumaría a la que la joven le puso por malos tratos tres días antes de casarse en agosto.
Durante toda la mañana los equipos de búsqueda han rastreado el mar en busca de las bolsas con restos de Romina que el detenido desperdigó por los Ancones y en el extremo contrario de la isla, en el Golfo de Timanfaya. Recorrió 1.000 kilómetros con su coche alquilado buscando donde arrojar lo que no pudo quemar de Romina en la parrilla de su casa. De hecho él confesó que se había intentado deshacer del cuerpo en la barbacoa y que además de esparcir sus restos por el mar, escondió la parrilla. Un vecino que vió una hoguera enorme también ha sido clave en la investigación.
A las 15:00 comenzaba la inspección ocular en la vivienda que compartía el matrimonio con la presencia de Raúl Díaz. Los equipos podrían tardar varios días en recoger todos los vestigios necesarios para reconstruir un crimen que el acusado niega. Un perro especialista en restos cadavéricos, llevado desde Madrid, colabora con los agentes de criminalística que ya buscaron y encontraron sangre en la vivienda donde Laura Luelmo fue asesinada, a pesar de que había sido fregada a conciencia. Raúl Díaz tuvo ocho días para limpiar hasta que puso la denuncia presionado por las continuas llamadas de la familia, y le obligaron a abandonar la casa para precintarla, dos días antes de su detención.
Hoy la hermana de Romina colgaba en internet las fotografía de la boda de su hermana y su verdugo el pasado mes de agosto. Llevaban tiempo conviviendo juntos incluso en Madrid donde se conocieron. Destrozada, Helen declaraba el odio que siente hacia el presunto asesino; un hombre que la Guardia Civil considera violento y peligroso pero que la familia de Paraguay no detectó a pesar de su obsesión por la joven de 29 años, 13 años menor que él. La madre de Romina confesaba a informativos que siempre la estaba llamando insistentemente para que regresara a España cuando Romina visitaba a su pequeñoen Paraguay. Precisamente la intención de traerlo a España y la petición de dinero para el viaje con su hijo pudo desencadenar la discusión.