
Amador, como jefe de personal no tiene precio
Judith le hace un favor a Amador contratándole en su empresa como jefe de personal. Su labor es clara tiene que despedir sin miramientos. Algo que hará sin mucho tacto y de una manera muy déspota. Para el director general es un tiburón sin escrúpulos muy necesario en la empresa. De repente, conoce a Alejandra, a una joven empleada que tiene que despedir pero antes aprovecha la oportunidad para un 'pinchito'. Su cita transcurre en un japonés, con sushi incluido, hasta que Alejandra le sugiere ir a su casa para enseñarle algo. A su familia, su marido en paro, sus dos hijas, su hermano toxicómano, un suegro enfermo... Se queda sin 'pinchito' y sin trabajo. Después de ver cómo vive la joven decide no echarla, esto enfurece a su jefe. Y quien acaba en la calle, es el pobre Amador.


'El Cuqui' se siente atraído por Alejandra

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