Candela y Massimo dan un paso más en su relación a pesar de la vuelta de Chino y la mudanza de Francesca

  • Los protagonistas disfrutan de un momento íntimo lejos de sus parejas

Candela no da crédito al abrir la puerta y encontrarse al padre de Pepe. Chino sale de la cárcel y aunque al principio intenta gastar una broma a su novia fingiendo que se ha escapado de prisión, enseguida le da la gran noticia: "¡Me han soltado!".

La bailarina se pone muy contenta al reencontrarse con su pareja y está decidida a volver a retomar su historia de Amor. Chino tiene planes de futuro y quiere montar un restaurante. La sevillana tiene claro que ha cacmbiado, pero su padre Rosario no termina de confiar en él. "No ha cambiado, tiene la mente de un adolescente", asegura. Mientras tanto en Roma, arriesgándose a dinamitar de una vez por todas su relación con su suegra, Francesa da un paso más en su noviazgo con Massimo y se muda a vivir con él. A pesar de que todo parece haber vuelto a la normalidad, las visiones entre los protagonistas no llegan a su fin.

Chino deshecha sus planes de negocio y se centra en ayudar económicamente a la familia. Busca un trabajo de repartidor y para celebrarlo planea una romántica velada junto a Candela. Sin embargo, sufre un accidente en la moto y la joven se queda sola en casa. Tras la fallida reunión de negocios de Massimo, Francesca organiza una mágica cena para los dos. La internista está de guardia y recibe una llamada urgente que le indica que tiene que volver lo antes posible al hospital.

Los protagonistas se quedan solos y sin planes y aunque parece que la noche está abocada al fracaso, deciden ponerle remedio y dar un paso más en su relación. Candela está convencida de que ella y Massimo no funcionarían en la cama, pero él le demuestra lo contrario.