Erika Lust: cómo ser directora de cine porno y no morir en el intento

ELENA VÁZQUEZ 08/06/2009 12:08

Mientras estudiaba Ciencias Políticas y se especializaba en feminismo , continuó viendo películas pornográficas, pero "como consumidora esporádica. Es algo que estaba ahí, pero no encima de mi mesa cada mañana", ríe la despampanante rubia sueca, que ha osado a enfrentarse a una industria dominada por los hombres.Lust Films produce cine para adultas, sino que hace una amplia variedad de productos audiovisuales y editoriales alrededor del nuevo erotismo: produjeron la primera revista gratuita de sexualidad y salud de España para la empresa La Maleta Roja, hacen contenidos para Internet y móviles, y graban cuentos eróticos en audio para un importante fabricante de juguetes eróticos sueco.

Por eso, ella retrata a mujeres con deseos y comportamientos normales. "Cuando hice 'The Good Girl', cogí una historia clásica del porno: el chico de la pizza que llega a tu puerta. Normalmente es este chico que aparece con la pizza, ella no tiene dinero y paga con sexo. Yo quise darle la vuelta y contarla desde la perspectiva femenina, la mujer que tiene una fantasía. En mi corto hay una mujer mucho más de verdad. Compartiendo una experiencia desde su punto de vista. No es una mujer perfecta, es una mujer queriendo tener su propia experiencia, una mujer atractiva, guapa, con un cuerpo bonito pero no es una Barbie, no es una mujer de plástico".

Llegó a Barcelona en 2004, con el Forum de las culturas. Y decidió quedarse. Es entonces cuando empezó a trabajar en el sector audiovisual, con empresas de edición y producción de cine, de publicidad, etc. "Tenía una amiga que trabajaba para una empresa muy grande de edición de cine porno", explica, "y así, otra vez, entro en contacto con ese ambiente. Me contrataron en la empresa para un proyecto un poco especial donde tuve la oportunidad de ver cómo funcionaba ese mundo. Pero de nuevo me quedé con la sensación de frustración, de que hay algo que me atrae, pero me gustaría hacerlo diferente". Segunda vez, el conflicto se repite.

"Aquellos días estaba estudiando cursos por la noche de cine y dirección y quería hacer algo", algo distinto a lo que había visto y que le había creado una sensación de amor-odio. "Decidí que quería probar con una película corta pornográfica, para ver si era posible hacer lo que yo quería". Esto fue en 2005, y el corto se llamó 'The Good Girl', que luego incluyó en el largo 'Cinco historias para ella'. "Tuvo mucho éxito y entonces creé con mi compañero Pablo Dobner la empresa Lust Films".

Porno en femenino

Pero ¿qué es eso que ella define como 'porno para mujer'? "Hay tantas cosas diferentes... ¡Toda la perspectiva es diferente!", cuenta Erika. "En la propuesta que estoy haciendo, hay otro planteamiento estético y, desde luego, a nivel de valores. Cada creador, cuando hace una película, muestra su versión del mundo, sus valores. En el porno, los valores dominantes son machistas. Se está haciendo por y para hombres. Cuando yo entro en esto, tengo otra perspectiva: soy mujer y feminista. Y parto de esta perspectiva a la hora de contar una historia".

Efectivamente, hay diferencias claras en, por ejemplo, la música, el maquillaje, el vestuario, los escenarios e incluso los diálogos (sí, hay conversaciones). 'Cuento historias urbanas y de mi mundo', dice Erika, "historias con las que las mujeres nos podemos sentir identificadas".

Para empezar, ni siquiera los protagonistas de sus películas se parecen a los de las clásicas escenas de cine porno: "Normalmente hay personajes que son hombres dominantes, mafiosos, macarras, y todo adolescentes sensuales a su alrededor. Esas imágenes de hombres de poder, mafiosos, millonarios, policías corruptos" a mí, personalmente, no me interesan. A mí lo que me gusta son hombres modernos que comparten mis valores, hombres que a mí me resultan atractivos". Y eso es justamente lo que aparece en sus historias: hombres y mujeres reales.

Y ¿qué ocurre con los personajes femeninos en las películas porno? "Yo directamente me siento ofendida al ver a qué mujeres me están presentando. La dificultad de retratar una mujer de carne y hueso, con una profesión, con un diálogo, con un discurso para vivir y poder disfrutar. Todo el tiempo veo todos los estereotipos sobre la mujer y, encima, de una manera 'putificada'. Vemos mujeres que venden su sexo por las circunstancias o dinero. Y eso es triste".

Pero el porno para mujeres ¿significa que al final se casan?. "Hay personas que creen que las mujeres tenemos que verlo todo romántico y enfocado a la pareja, pero eso tampoco es así. Simplemente lo que queremos es ver sexo, no tanto ver porno. Queremos ver algo más sincero, más de verdad. No tanto estas poses, estas situaciones irreales. Los directores de porno se han centrado siempre en las cosas técnicas; en las mamadas, en las penetraciones" Todo ha sido tan técnico, que a veces no es sexy, no es erótico. Me parecen crudos y feos, demasiado directos de alguna manera. Nosotras queremos cosas más bonitas, más estéticas, que nos evocan más sensualismo, más erotismo. No es el sexo en el primer plano lo que a nosotras nos pone, sino que es todo el paquete".