Es amplio, cómodo, urbano, práctico y posee una motorización diésel que sorprende a todo aquel que lo conduce, incluido nuestro piloto probador, Marcos Martínez, que examinó a fondo el Ford C Max, un coche muy equilibrado.
no sólo es equilibrado, si no también muy atractivo y con una calidad fuera de toda duda. Y es que esta variante 2013 ha sido ligeramente modificada con la introducción de nuevos faros delanteros y traseros, así como paragolpes y llantas de aspecto más deportivo.
Los ingenieros de Ford han querido acercar el C-Max al estilo marcado por el Focus hace unos años, y el resultado como ocurre con toda la gama Max, ha sido un automóvil con un aire deportivo y aerodinámico muy refinado.
El interior resulta amplio, espacioso y la calidad de acabados y materiales es altísima, algo habitual en las últimas creaciones de la marca americana. Además, el techo panorámico proporciona una luminosidad especial al espacio habitable.
A la hora de analizar el motor que monta el C-Max, el 2.0 TDCI, nos encontramos con un propulsor diésel con un tacto y una respuesta suave y agradable. Esta mecánica encaja como anillo al dedo en el C-Max y sus 140 CV de potencia son capaces de impulsarle por encima de los 200 km/h acelerando de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos.
Firma un consumo de combustible de sólo 4.9 l/100 km, que se pueden incluso reducir ligeramente si practicamos una conducción tranquila y eficiente.
Y por si todo esto no fuese suficiente, produce unas emisiones de CO2 muy bajas: tan sólo 129 g/km. Y gracias a este reducido nivel de emisiones sólo pagaremos el 4,7 % de impuesto de matriculación.
Para completar la oferta de este modelo, los responsables de la marca han decidido ofrecer a los usuarios un amplio abanico de tecnología aplicada, entre los que destaca el sistema Blind, que detecta objetos en puntos ciegos, el Active Park Assist o la cámara de visión trasera.
Así es el nuevo Ford C-Max, un modelo que ha dado un salto cualitativo espectacular y que está disponible desde 16.500 euros.