El Mercedes SLK 55 AMG tiene un aspecto exterior imponente y agresivo. Posee unas llantas de 18 pulgadas, una gran entrada de aire gobierna el parachoques delantero y el trasero esconde cuatro tubos de escape que emiten un sonido bronco capaz de emocionar a todos los que se encuentren a su alrededor.

Bajo el capó se esconde un motor v8 atmosférico de 5,5 litros que ofrece una potencia máxima de 422 caballos. Un propulsor que está basado en el v8 biturbo de sus hermanos mayores, y que ofrece unas prestaciones brillantes. Es capaz de acelerar de 0 a 100 en 4,6 segundos y alcanza una velocidad máxima, limitada electrónicamente, de 250 kilómetros hora.

El circuito no es el escenario ideal para un SLK 55 AMG ya que no dispone de autoblocante y las suspensiones están enfocadas mas hacia un uso mas convencional y menos radical del vehículo. Todo esto se olvida en el momento que apretamos el acelerador a fondo en pleno apoyo y dejamos atrás una gran estela de humo.