Así es el nuevo Mini Cooper S

REDACCIÓN MQC 20/02/2009 00:00

Su capota puede desplegarse en menos de veinte segundos; una acción que puede realizarse mientras el coche rueda por debajo de los 30 km/h. La principal novedad de este modelo es que las barras antivuelco situadas en los asientos traseros no tienen tanta presencia como antes. Mini ha ocultado este elemento de seguridad, que se activa unicamente en caso de vuelco.

Para este convertible, la marca alemana ha incorporado un botón denominado Sport, que modifica la respuesta del acelerador, la suspensión y la dirección. De esta manera, el Cooper S se vuelve más radical y su paso por curva es más firme y veloz, incluso cuando el coche circula por la nieve.

El desarrollo mecánico de este divertido descapotable se ha resuelto un propulsor que rinde una potencia superior a los 170 caballos, lo que unido a la posibilidad de circular con el techo abierto, le convierten en un descapotable muy particular.

El Cooper S Cabrio alcanza una velocidad máxima de 225 km/h, mientras que su paso por el hectómetro se cifra en tan sólo 7,6 segundos. en el capítulo de consumos, esta versión gasta un 10% más de carburante que sus hermanos de gama, ya que pesa 100 kilos más. eso sí, sus 6,4 litros a los 100 son más asequibles que los 7,8 que necesita el John Cooper Works.

Otra ventaja del Mini son sus niveles de emisiones, que se han reducido hasta los 150 gramos de co2 por kilómetro. A ello han contribuido sistemas como el dispositivo Start-stop, la recuperación de la energía de frenado o el indicador para cambiar la marcha en el momento óptimo.

El Mini tiene control de estabilidad y además incorpora de forma opcional una función denominada DTC, que permite un pequeño deslizamiento de la parte trasera del coche, que puede ser corregido con un simple contravolante.

Esta version se comercializará al precio de 28.000 euros y estará disponible con un cambio manual o con uno automático con levas en el volante. Así es el Mini Cooper S en su modalidad Cabriolet; un automóvil para saborear el viento en la cara aunque esté nevando.