A este método la policía le llama 'Gancho Ciego'. Con él las bandas consiguen colar partidas de cocaína en contenedores que llevan mercancía legal sin que el dueño de la carga lo sepa. Los narcotraficantes compran a trabajadores del puerto para que descarguen la cocaína antes de la apertuta oficial del contenedor. Se necesita rapidez y por eso la empaquetan en bolsas de deporte fáciles de transportar. La sitúan cerca de la puerta para depositarla rápidamente en una furgoneta. Cuando extraen el alijo, sustituyen los precintos rotos por otros nuevos. Y la empresa que lo fletó ni se entera de que en su cargamento ha viajado cocaína.Se trata de que la puedan descargar cuánto antes. Como podéis ver no coincide la carga para nada, en este caso eran flores, pero cuando ya vemos las bolsas al lado de la puerta ya se da por hecho que llevan droga asegura el Jefe de Vigilancia Aduanera del Puerto de Algeciras.
La cocaína que cruza el Atlántico en contenedor es de gran pureza. Un mismo transporte puede ser utilizado para proveer a diferentes compradores. José Luis Molina, el Inspector Jefe del GRECO CÁDIZ, ha visto muchos envíos de este tipo. "Ya en Colombia las organización se encarga de marcar las diferentes partidas de droga para varios clientes. En éste caso, hay una cantidad determinada que viene con pegatinas de Red Bull, otra va envuelta en arpillera y otra simplemente con goma negra. Son tres compradores distintos que han encargado cantidades diferentes".
En total han sido 720 kilos de cocaína, demasiado peso para ser descargado por tan sólo una persona. Puede que en este caso los narcotraficantes hayan podido sobornar a varios trabajadores del puerto de destino, en este caso Marsella. El Inspector Jefe del Grupo de cocaína de la UDYCO-CENTRAL nos explica que para que el 'Gancho Ciego' funcione los narcotraficantes siempre encesitan corromper a cualquier persona que tenga acceso al puerto. "No existe un perfil determinado. En los puertos trabaja mucha gente, estibadores, camioneros, funcionarios, empresarios demasiada gente y cualquiera puede caer en la tentación de estas redes que mueven muchísimo dinero".
El último en ser tentado ha sido el director de la terminal de carga del Puerto de Barcelona, José Mestre. Acaba de ser detenido porque pesuntamente sus empresas pretendían dotar de cobertura comercial legal a un envío de 202 kilos de cocaína escondidos en un contenedor de chatarra. En el registro de su suntosa mansión de una de las zonas más caras de de Barcelona la policía intervino 12 vehículos de alta gama, 50.000 euros en billetes de 500 y varias obras de arte. El acaudalado empresario cayó junto con otros 15 detenidos, españoles y colombianos. Sus peligrosas amistades le llamaban 'El Don'.
Pocos se plantean que el dinero fácil puede salir muy caro. El transporte de cocaína se castiga con penas de hasta 12 años de prisión, que en los casos más graves se han incrementado hasta los 18 años de cárcel.
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