Vivir contra corriente

EVA LUNA 19/05/2009 10:38

Baltasar Lorenzo gestiona la casa de reposo donde se alojan. Este hombre con pinta de hermitaño, barba blanca, mirada ausente, voz firme y gesto decidido llama poderosamente la atención, y lo sabe, aunque parece no darle importancia... Se mueve desnudo por su finca fiel a su modo de vida natural. Sus nueve años en la cárcel cumpliendo condena por atracos le hicieron sumergirse en el higienismo... una corriente centrada en buscar las condiciones ideales para que el ser humano se desarrolle con salud. Y la salud para ellos está en la naturaleza.

En "La Cascada" -la casa de reposo de Balta - son crudiveganos, sólo comen lo que da la tierra: frutas y vegetales crudos. Cocinar los alimentos implica que pierdan parte de sus nutrientes, por eso en este lugar no hay ollas ni sartenes. La comida va de la huerta, al plato.

Hasta aquí acuden esperanzados enfermos de cáncer, esquizofrénicos, drogadictos, gente con problemas de alimentación (bulímicos, comedores compulsivos... ) o cualquier otro tipo de dolencia. Muchos acuden a Balta en busca de sanación. Pero también personas que quieran respirar aire puro y huir por unos días de la ciudad. En ese caso Balta cobra 50 euros por persona, pensión completa (dieta crudivegana, por supuesto) y actividades incluídas si coinciden con la estancia (yoga, por ejemplo).

En la casa conocemos a Curro, un gitano que nos cuenta que lleva 9 meses alejado de la cocaína y la heroína, desde que vino al valle. Jota, un promotor musical al que se le paralizaban los brazos a causa de una enfermedad, asegura que desde que vive en el valle se ha curado, no tiene dolores y sus músculos reaccionan con la agilidad de antaño. Enfermos o no, todos los que aquí nos encontramos tienen algo en común: viven de alguna manera al margen de un sistema que no les satisface y tienen una poderosa fe en Balta y en su estilo de vida. Y la fe, mueve montañas.