Aparentemente son bebés que duermen, pero en realidad son muñecos, de los que impresiona en muchos casos el realismo que tienen. Esta es toda una guardería, resultado de muchas horas de trabajo y nos hemos colado en el taller. Lo hace con pinturas especiales, muchas capas que se van haciendo al horno, para conseguir el aspecto humano del muñeco. Hasta casi 50 veces se recalientan las partes del bebé en el horno y el pelo es un trabajo muy meticuloso, porque se tiene que ir metiendo uno a uno. Alrededor de 20 o 30 días es el tiempo que se tarda para crear un nuevo bebé, con sus granitos, manchitas y defectos en la piel tan reales. A nivel internacional son muy pocas las personas que se dedican a este arte y el objetivo final es la venta. Cuestan alrededor de los 700 euros.