¿Por qué es malo beber agua de una botella de plástico calentada al sol?
Los plásticos de las botellas son potencialmente peligrosos si se someten a altas temperaturas
Se pueden liberar elementos químicos que resultan perjudiciales para el organismo
La explicación a por qué la botella y el tapón tienen que ir unidos a partir de ahora
En muchas ocasiones hemos escuchado la conveniencia de beber en botellas de cristal en lugar de hacerlo en las de plástico. Además de ser más adecuadas para nuestra salud, afectan menos al medio ambiente. Sin embargo, es habitual beber agua o cualquier otra bebida de una botella de plástico. Y las razones son sencillas: se suelen comercializar en este formato –más barato– y son más manejables y cómodas de usar que las de cristal. Pero ¿qué sucede si bebemos agua de una botella de plástico calentada al sol? ¿Será entonces cuando haya que poner una especial atención para evitar algún percance?
Mejor no beber esta agua
MÁS
Cuando tengamos sed y solo podamos beber agua de una botella a la que le ha dado el sol de manera continua, quizás no nos lo pensemos dos veces y le demos un largo trago, pero también estaremos corriendo algún que otro riesgo. Y es que beber agua de una botella de plástico que ha estado calentada al sol puede ser perjudicial por las siguientes razones:
- Se liberan productos químicos. Cuando las botellas de plástico, especialmente las que están fabricadas de tereftalato de polietileno (PET), se exponen al calor, pueden liberar sustancias químicas dañinas para nuestro cuerpo. Este es el caso del bisfenol A (BPA) y los ftalatos. Ambos productos químicos están considerados disruptores endocrinos, de manera que pueden afectar a las hormonas de nuestro cuerpo.
- Se puede formar antimonio. Por otro lado, el calor también puede aumentar la liberación de antimonio. Este metaloide se utiliza como catalizador en la producción de PET, pero es tóxico en altas concentraciones. Por esta razón, puede causar problemas de salud en caso de que se ingiera en cantidades significativas.
- El plástico se degrada. Por otro lado, también hemos de saber que la exposición prolongada al calor y la luz solar puede causar la degradación del plástico y que los cambios que se producen lleven a la formación de compuestos químicos adicionales que, claro está, pueden ser tóxicos.
- Aumenta el crecimiento bacteriano. En cuarto lugar, las botellas de plástico pueden ser un caldo de cultivo para las bacterias, especialmente si se han utilizado previamente y no se han limpiado bien. Como es sabido, el calor puede acelerar el crecimiento de estas bacterias, lo que a su vez repercute en un mayor riesgo de infecciones siempre y cuando se beba el agua que guarda, claro está.
- Mal sabor y olor. El último hándicap de beber agua de una botella de plástico calentada al sol no tiene que ver tanto con problemas de salud como con la experiencia para la persona que bebe. De hecho, el calor puede hacer que el plástico libere compuestos que afecten el sabor y el olor del agua, haciéndola desagradable para ingerir.
¿Cómo evitar estos riesgos?
Dado que las opciones de beber de una botella de plástico que hemos tenido un buen rato al sol son más habituales de lo que podamos pensar, es necesario revisar las siguientes recomendaciones para evitar cualquier tipo de riesgos:
- Obviamente, el primer consejo es no dejar las botellas de plástico expuestas al sol o a altas temperaturas. Aunque resulta algo de perogrullo no está mal puntualizarlo, ya que en multitud de ocasiones se nos tiende a olvidar el peligro que supone para el organismo la ingesta de los químicos antes citados.
- Siempre que se pueda, utilizar botellas reutilizables hechas de materiales más seguros, como acero inoxidable o vidrio, pues no liberan sustancias químicas al calentarse.
- Reemplazar las botellas de plástico regularmente si se usan para beber agua, especialmente si muestran signos de desgaste o deterioro. Esto es sencillo porque se empieza a notar en un peor sabor.