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La ley de accesibilidad tecnológica va a cambiar los dispositivos tal y cómo los conocemos: "Se diseñará con empatía"

Los expertos destacan que los fabricantes “se pondrán en la piel de usuarios que antes ni veían”
Los expertos destacan que los fabricantes “se pondrán en la piel de usuarios que antes ni veían”. UNSPLASH
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La Ley 11/2023 sobre accesibilidad tecnológica ya es oficial —y vigente— en nuestro país desde el pasado 28 de junio de 2025. Se trata de una transposición de la Directiva Europea 2019/882, del Acta Europea de Accesibilidad. ¿El objetivo? Que los fabricantes de dispositivos de tecnología tengan en cuenta las diversidades funcionales de las personas, para que todo el mundo tenga acceso al ecosistema digital y romper así una brecha que ahora mismo está presente. 

Sin embargo, la accesibilidad tecnológica va más allá de las diversidades funcionales: factores como la edad son también una de las principales causas de que las personas se queden fuera del mundo tecnológico. Uno de los pilares fundamentales del acceso a la tecnología es su manejo. A su vez, el propio manejo pasa por el diseño.

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En este sentido, desde Informativos Telecinco hemos entrevistado a Gerard Pinar, quien es COO de Bleta, una compañía tecnológica española enfocada al diseño accesible de la tecnología. ¿Cómo repercute esta ley a los fabricantes? ¿Cómo van a ser los teléfonos del futuro? ¿Tendremos más opciones de accesibilidad? ¿Qué papel va a desempeñar la IA? Estas son algunas de las cuestiones que vamos a desvelar. 

“El futuro digital va a ser más humano”

Cuando se trata de hablar de funciones de accesibilidad, Pinar explica que antes este enfoque “era una excepción”. Con la entrada en vigor de la ley, “será el estándar”. “El futuro del diseño digital será más humano. Esta ley marca un antes y un después porque obliga a pensar en todas las personas desde el inicio: mayores, personas con discapacidad, o simplemente usuarios que no dominan la tecnología”. 

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De cara a las personas que hasta ahora no podían acceder a la tecnología por dificultades, Pinar explica que a los fabricantes “se les pone en la piel de usuarios que antes ni veían. Y eso es algo muy positivo”.

La estética de los teléfonos ya no será el objetivo principal del diseño

A la hora de usar tecnología, el diseño es lo que permite que un dispositivo sea más o menos complicado de usar. Tanto a nivel de hardware como de software. Aquí, Gerard Pinar destaca que “lo que falta muchas veces es escuchar más a quienes no están en la sala cuando se diseña. El verdadero obstáculo no es técnico, sino cultural: se sigue diseñando para gente que ya sabe usar bien la tecnología. Pero ¿y los demás? ¿y los que se quedan fuera porque no entienden una app, o les da miedo tocar algo “por si lo rompen”?”

“Un mal diseño excluye a la gente”

Uno de los aspectos que va a cambiar la nueva ley —ya en vigor— de acuerdo con el experto, es “el progreso de la tecnología”. Sin embargo, también pone encima de la mesa un dato al respecto de la situación actual. A pesar de lo muy avanzados que son muchos dispositivos, Pinar destaca que “más del 50% de los mayores de 65 no usan apps móviles con autonomía. ¿Por qué? Porque están pensadas para jóvenes expertos, no para todos. Esta ley ayuda a romper esa brecha”. 

“Durante mucho tiempo hemos pensado que lo digital era sinónimo de progreso para todos,, y no lo es. De hecho, el mal diseño excluye”, destaca.

El papel de la IA en el nuevo paradigma de accesibilidad tecnológica

Los algoritmos ya dominan el panorama tecnológico. Tal es el punto que ya casi no se concibe tecnología sin IA de por medio. ¿Cuál va a ser el rumbo que va a tomar esta plataforma? Pinar lo ilustra de la siguiente manera: “puede ayudar mucho, pero solo si se usa con empatía. No se trata de que la máquina lo haga todo por ti, sino de que esté ahí cuando la necesitas, sin agobiar ni complicar más las cosas”. 

“Lo importante es que la tecnología no sustituya la voluntad del usuario, sino que le dé seguridad. Para que eso pase, la IA no puede ser una caja negra. Tiene que entender a la persona, no solo a sus datos. Este es el reto: que la inteligencia artificial sea también emocionalmente inteligente”, concluye.