"Nunca nos imaginamos que íbamos a encontrar un arrecife de corales, y menos de este tamaño", dice en un comunicado Itzhak Makovsky, director de Ciencias Marinas de la Universidad, a su regreso de una expedición de dos semanas y media frente a la costa israelí.
Los investigadores hallaron el arrecife a unos 700 metros de profundidad, y a entre 30 y 40 kilómetros de la costa a la altura de Tel Aviv, gracias a robots que sondearon el fondo marino hasta dos kilómetros de profundidad.
"Es como encontrar un oasis en medio del desierto", insiste el académico al destacar que la parte sur del levante mediterráneo es una zona "bastante pobre" en recursos biológicos.
Con una superficie indeterminada pero que se extiende por varios kilómetros cuadrados, el arrecife ayudará a los expertos a conocer la evolución biológica del fondo marino, porque son especies que "se desarrollan muy lentamente" y por tanto sirven como "grabadora" de su entorno.