Un análisis señala cómo el cerebro identifica la sensación de sed

Informativos Telecinco 02/04/2019 20:24

La región del cerebro ubicada en el hipotálamo era el motor convencional con el que los científicos explicaban la sensación de sed al detectar una disminución de hidratación en la sangre. Sin embargo, el neurocientífico de la UCSF y profesor asociado de Fisiología e investigador del Instituto Médico Howard Hughes, Zachary Knight, ha comprobado una nueva técnica en la que una bebida refrescante calmaba la sed "casi al aproximarse a los labios, a pesar de que lleva diez minutos o más que cambie realmente la hidratación general".

Anteriormente, Christopher Zimmerman, otro investigador, relacionó este hecho en un estudio con roedores al verificar que las señales sensoriales de la boca y la garganta hacen que las neuronas de la sed en el hipotálamo se cierren inmediatamente cuando los animales toman una bebida. Los mismos sensores indican el nivel de hidratación de una bebida según el volumen de líquido que ingiere. También comprobaron como eran atraídos por los líquidos fríos, lo que puede explicar por qué una bebida helada es tan refrescante.

En su nuevo estudio, Zimmerman y sus colegas utilizaron fibras ópticas flexibles implantadas cerca del hipotálamo para observar la actividad de las neuronas sedientas mientras los ratones bebían agua salada. El mismo líquido mezclado con sal no terminaba de saciar la sed de los roedores, un indicio por el que los roedores volvían a beber incansablemente.

Para comprobar donde se originaba esta necesidad de beber, los científicos inyectaron en la zona intestinal de los ratones un líquido mientras observaban la actividad de sus neuronas sedientas. Descubrieron que la infusión de agua fresca desactivaba estas células tan bien como lo hacía tomar una bebida, pero después de las infusiones de agua salada, las neuronas sedientas permanecían activas.

"El hipotálamo es un centro crítico para mantener nuestra fisiología dentro de un rango saludable, ya sea hidratación, apetito, asegurarnos de que tengamos la temperatura adecuada o controlar la presión arterial, y todas estas necesidades compiten entre sí y se modifican mutuamente, ha concluido Knight.

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