Carabela portuguesa en Cádiz: varias playas advierten del peligro por la falsa medusa

  • El viento de poniente la ha arrastrado hasta las playas gaditanas

  • Aunque lo más seguro es que es retire con el levante, es probable que vuelva durante el verano

  • En el vídeo de apertura te explicamos qué hacer si te pica una

Ha vuelto a ocurrir. La temida carabela portuguesa ha reaparecido este fin de semana para desgracia de los bañistas. Las aguas del Mediterráneo llevan desde el inicio del verano alertando de su presencia y Cádiz tuvo que colocar la bandera amarilla el domingo después de que la corriente trajera a la falsa medusa hasta el litoral gaditano, donde un niño tuvo que ser atendido por su picadura.

A pesar de ser visible, la carabela constituye una amenaza importante. Su picadura llevó al hospital a una chica que se bañaba en Lorca (Murcia). El martes pasado la vieron por primera vez en Cádiz, donde las playas de la Victoria, Santa María del Mar y Cortadura tuvieron que izar la bandera amarilla después de que atacase a un menor. El domingo, Isecotel, Central y Los Delfines, se vieron obligadas a hacer lo mismo desde el mediodía. Por ahora permanece abierta la playa de la Caleta, muy próxima a las demás.

No se ha prohibido el baño, pero habrá que mantener los ojos bien abiertos para avistar la 'botella azul' antes de que pueda atacar.

Fuente: Twitter @ProyectoMastral

Cómo han llegado a Cádiz

Se trata de una especie frecuente en las aguas tropicales y subtropicales del Pacífico y el Índico y en zonas del Atlántico. No nadan. Por el contrario, se hinchan y se dejan llevar por la marea, aunque cuando hay temporal se desinflan y se hunden. Se mueven no de manera horizontal, como las medusas que se impulsan mediante contracciones, sino que es un viaje vertical, donde el impulsor es el oleaje.

El número de ejemplares que se ha detectado no es excesiva, por lo que se asocia su presencia al viento de poniente, que las ha arrastrado hasta las costas andaluzas. Además la temperatura del agua ha favorecido su permanencia porque son habituales en aguas templadas. Cuando el levante sustituya al viento del oeste, lo más probable es que dejemos de verlas en las playas de Cádiz, aunque podrían volver a lo largo del verano.

Por qué son una amenaza

Sus larguísimos filamentos de hasta 30-50 centímetros son urticantes y provocan un intenso dolor, quemaduras, picor e inflamación. En el caso de los menores y personas con problemas de salud el riesgo es más acusado, por lo que se recomienda pedir ayuda de inmediato.

En caso de sufrir su picadura, lo más aconsejable es retirar los restos de sus tentáculos con algún elemento (nunca con las manos), tanto de la piel como del bañador, limpiar con agua del mar y no exponer la zona al sol. A continuación, se recomienda acudir al hospital para ser analizado.