Comer langostinos sale carísimo... especialmente para nuestro planeta

Celia Ojeda* 17/12/2015 17:05

Los langostinos son crustáceos que nadan en la columna de agua, son de color rosado con vetas amarronadas y un caparazón semiduro. Su longitud es de entre 12 y 15 centímetros. Se los encuentra en los mares de todo el mundo. En los supermercados, podemos encontrarlos frescos o congelados –incluso a veces ya cocidos- prácticamente durante todo el año.

La mayoría de las veces es tropical; entonces, para tener esta oferta, no se pescan si no que se cultivan en países en desarrollo destruyendo manglares, que son bosques costeros considerados uno de los ecosistemas más valiosos y diversos en todo el mundo. Se trata de ecosistemas más productivos que los arrecifes de coral y cuya principal amenaza es precisamente el cultivo de langostinos. Los bosques de manglares son talados y devastados para construir piscinas en las que criar este manjar, con lo cual la destrucción que acompaña a esta actividad industrial sigue aumentando.

Los manglares son fundamentales en la protección de las zonas costeras frente a temporales y otros fenómenos que debido al cambio climático están aumentando y/o haciéndose más extremos. Su destrucción, principalmente para cultivar langostinos, aumenta mucho el impacto de estas catástrofes en las costas desprotegidas. Pero no sólo es esto, sino que al igual que en la acuicultura, para la cría de los crustáceos también se usan una amplia gama de productos químicos como antibióticos, fungicidas y pesticidas. Además, está también la pesca destructiva de larvas de langostino y el desplazamiento de miles de comunidades de pescadores y otros usuarios de los espacios costeros en todo el mundo, por la destrucción del hábitat donde viven: el manglar.

Sin embargo, hay otras opciones de captura. Los langostinos, no solo se crían sino que también se pescan y de muchas formas, con arrastre o con trasmallo, con diferentes consecuencias para el ecosistema. Para pescarlos con trasmallo hay que tener mucha paciencia, pero mucha, entre otras razones porque la pesca artesanal y sostenible del langostino solo puede hacerse en una determinada época del año, que es cuando el langostino deja de estar refugiado bajo la arena y nada por la columna de agua. El crustáceo se queda atrapado en la red, apenas pasan un par de horas para que la red se levante y se lleve a puerto y luego llega la laboriosa tarea de ir revisando toda la red e ir recogiendo langostino a langostino. Es, sin duda, una tarea que genera empleo. Sin embargo, el arrastre –otra forma de pescarlos- produce un elevado impacto sobre el medio destruyendo los fondos marinos, generando numerosos descartes y consumiendo mucho gasóleo para obtener algún kilo de langostinos.

Como ves, aún hay alternativas para comer langostinos que hayan sido pescados de manera sostenible. Para eso, recomendamos que sean frescos y que nos indiquen en la etiqueta o caja el método de pesca. Añadir, que no sólo hay langostinos en el mar, sino que además en esta época en la que se acercan las Navidades, hay muchas otras especies que pescadas de forma artesanal son muy sostenibles, como las almejas, los berberechos, los camarones, las centollas, los percebes y las ostras.

Lo mejor para ayudar a los océanos y seguir comiendo pescado es que éste sea cercano, de pesca extractiva y de temporada. Si no encuentras esa información en la etiqueta, seguro que tu pescadero está dispuestos a ayudarte con estas preguntas. ¡Hazlas!

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*Celia Ojeda (@celia_ojeda) es responsable de la campaña de Océanos y Pesca en Greenpeace.