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Lo sabemos: se agradece el sol y el 'frío' llevadero, que no exagerado –recordemos que estamos en invierno–, sobre todo si te ha tocado coger el coche durante las navidades. Pero tanta estabilidad atmosférica tiene un precio que de hecho ha sido polémica recientemente por el coste que supone en vidas humanas. Pues sí, hablamos de la contaminación. Los vecinos del suroeste, centro y parte del noreste de la Comunidad de Madrid están estos días expuestos a una calidad del aire pésima que sitúa de nuevo el punto rojo en el centro del mapa de España.
Hace poco la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, se colocó en el centro de todas las dianas por sus declaraciones afirmando que "nadie ha muerto" por la contaminación. No obstante, la evidencia dice otra cosa. Concretamente, el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) ha confirmado a través de Twitter, y sirviéndose de estudios científicos, que la polución roba días, meses o años de vida, especialmente a las personas mayores o con patologías.
Polémicas aparte, la capital de España se enfrenta desde hace unos días a unos niveles de gases contaminantes, sobre todo de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5), según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
*Imagen: Índice diario de la calidad del aire por la concentración de gases contaminantes / Aemet
El motivo del regreso de la 'boina' a Madrid tiene un motivo meteorológico, además del evidente exceso de gases contaminantes a la atmósfera en parte debido al tráfico. La ausencia de lluvias y viento desde Nochebuena, cuando el anticiclón se asentó sobre la Península Ibérica, propicia que el aire entre nosotros no se ‘limpie’, y quede en cambio atrapado cerca del suelo sin reponerse.
O lo que es lo mismo, con un anticiclón sobre nuestras cabezas, el aire es relativamente cálido en altura, mientras que en superficie se enfría rápidamente al caer la noche. De esta manera, el aire frío, más denso que el caliente, queda atrapado sobre el suelo y el cálido queda en altura, sin intercambiarse ambos ni alimentar de humedad las nubes que de lo contrario podrían dar lugar a precipitación.
Por ahora las altas presiones se han instalado y no tienen pensado retirarse. Sí lo harán, en cambio, en zonas de España a partir del jueves, cuando el Mediterráneo y el norte peninsular verán crecer la nubosidad por la llegada de una vaguada (elongación de bajas presiones) y una posible Dana (depresión aislada en niveles altos).
En cuanto a Madrid, la principal afectada por los altísimos niveles de gases contaminantes, no verá llover por ahora. Eso sí, podría recibir algo de viento que ayude a mejorar la calidad del aire a partir de la tarde del jueves.