Relacionan el origen del Parkinson con células intestinales

  • En estas células se crean las proteínas alfa-sinucleína

Un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins ha relacionado el origen del Parkinson con células intestinales, donde se crean las proteínas alfa-sinucleína plegada, que viajan hasta el cerebro a través de las neuronas del cuerpo. Dicho estudio ofrece un modelo inédito para probar nuevos tratamientos para prevenir o detener la progresión de esta enfermedad degenerativa.

Esta afección está caracterizada por la acumulación de la proteína alfa-sinucleína dentro de las células del cerebro, que desencadena la aparición de cuerpos de Lewy (placas que impiden el correcto funcionamiento de las células). A medida que se produce la muerte celular, la persona comienza a tener problemas para controlar las emociones y razonar.

Por su parte, el neuroanatomista Heiko Braak planteó la hipótesis de que las proteínas alfa-sinucleína viajan del intestino al cerebro por el sistema nervioso, en concreto, por el nervio vago (nervio craneal que conecta el cerebro con distintas partes del cuerpo).

Para probar esta hipótesis inyectaron 25 microgramos de esta proteína alfa mal plegada en los intestinos de docenas de ratones. Tras tomar muestras durante un periodo de diez meses, hallaron la presencia de la alfa-sinucleína en la conexión del nervio vago con el intestino, desde donde se propagaba al cerebro. De otra parte, aplicaron la misma técnica en otro grupo de roedores aunque cortándoles el nervio. Esta incisión frenó el avance de la proteína.

Menor motricidad y destreza

Otra de las curiosidades de la investigación llegó a la hora de comparar grupos de ratones: inoculados con alfa-sinucleína con nervio vago intacto, inoculados con alfa-sinucleína con nervio cortado y ratones en perfecto estado de salud.

Una de las pruebas consistió en la construcción de un nido en sus recintos. Siete meses después de la inyección, aquellos ratones a los que inyectaron alfa-sinucleína (con o sin nervio) obtuvieron puntuaciones bajas en cuanto a destreza. En la misma línea también utilizaron menos material a la hora de levantar el refugio.

Por último comprobaron el grado de adaptación de los animales a nuevos entornos. Mientras que los roedores sanos fueron más exploradores y curiosos, los que fueron inoculados con alfa-sinucleína permanecieron en los bordes de la caja.