Objetos y herramientas reales de espionaje en la exposición 'MI5: Secretos oficiales' de Londres
La exposición 'MI5: Secretos oficiales' revela objetos, documentos y técnicas reales utilizadas por los agentes del MI5 durante sus 115 años de historia
Una radio desenterrada en un jardín o una lata de talco que escondía un equipo de fotografía son algunos de los altos secretos que revela la exposición
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Por primera vez salen a la luz algunos de los secretos del servicio de contraespionaje de la inteligencia británica. El MI5, el servicio hermano del MI6 de James Bond, cumple 115 años. Una exposición repasa su historia y difunde su guía del buen espía. Informa en el vídeo Susana Ramos.
Y es que para ser buen espía, hay unos requisitos. Ni muy bajo, ni más alto de un metro 76, nada de barba o bigote postizo, siempre con dinero en efectivo y en forma por si hay que correr. Parece un chiste del agente 86, pero es real. Así lo describe la guía del buen espía durante la II Guerra Mundial que exhibe esta exposición titulada 'MI5: Secretos oficiales' y que alberga la sede del The National Archives de Londres.
"Sentirás que entras en el mundo oculto del MI5", promete Steve Burgess, jefe del Archivo Nacional Británico. Siempre en el punto de mira del cine, los espías, los verdaderos espías, salen de la penumbra para celebrar 115 años del servicio de inteligencia británico.
Garbo, el detective español que forjó una estrategia para despistar a Hitler
Muestran que hasta un limón negro y marchito podía ser 'top secret'. "Este limón delató a un espía alemán, utilizó su jugo para escribir con tinta invisible", señala Mark Dunton, comisario de la exposición.
Alcohol mezclado, no agitado, serviría otro espía al servicio de la reina Isabel II. Fue uno de los cinco de Cambridge, que resultaron ser cinco traidores. El mayor jaque a la agencia británica. Su mayor éxito fue Pujol, Juan Pujol, alias Garbo. El español está entre sus dobles agentes. Llegó a forjar una estrategia para despistar al mismísimo Hitler sobre el desembarco de Normandía.
Una radio desenterrada en un jardín, un código para descifrar mensajes en clave o una lata de talco que escondía un equipo de fotografía son algunos de los altos secretos que dejan de ser secretos ahora con esta exposición
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