Eva Ferri y los recuerdos sobre su padre, Nino Bravo: "Si él hubiese vivido, me habría dedicado a cantar"

El 6 de septiembre se celebra en Valencia un concierto en recuerdo del cantante, fallecido en 1973, y que ahora tendría 80 años
Eva no llegó a conocer al vocalista, su madre estaba embarazada cuando él murió: “Mi madre rehizo su vida, pero nunca se casó”
“Hacía kilómetros y kilómetros para ver a mi madre y mi hermana. Quería estar en su casa todo el tiempo que pudiera”, dice.
Pende del cuello de Eva Ferri un colgante que lleva engarzado un gemelo de oro, de los que sujetaban antaño los puños de las camisas de caballero. Las iniciales “NB”, correspondientes a Nino Bravo, su padre, lucen grabadas en la bruñida pieza, que ella me acerca para que examine. “Es algo de lo que no me puedo desprender”, afirma con contenida emoción. “Solo me lo quité en una ocasión, cuando mi hija fue a Irlanda a estudiar: ‘Para que el abuelo te proteja’. Ya no me lo quito nunca”. Tras donar la mayoría de objetos personales del cantante al Museo Nino Bravo en Aielo de Malferit (Valencia), la familia solo conserva algunos recuerdos; entre ellos, su cartera, sus carnés, su bolsito de mano… y sus gemelos, que Eva y María Amparo se han repartido como buenas hermanas.

Dentro de poco, el próximo 6 de septiembre, Eva volverá a sentir muy cerca a Luis Manuel Ferri Llopis (nombre real de Nino Bravo): actuará junto a grandes artistas de la música como Víctor Manuel, David Bisbal, Pablo López, Malú, Marta Sánchez, Chambao, Niña Pastori, Miguel Poveda, Antonio Carmona, entre otros, en el concierto de homenaje Bravo, Nino, en el Roig Arena de Valencia.
Porque Eva también canta, como su célebre padre. De hecho, en 1997 Eva y Nino Bravo grabaron a dúo, de forma virtual, como es lógico, el tema “Vuelve”, uno de los clásicos del vocalista valenciano. La colaboración formó parte del disco Duetos 2, en la que también participaban Raphael, el Dúo Dinámico, Mocedades y varios más.
“Hago mis pinitos”, aclara Eva, modesta. “Lo que he heredado de mi padre es tener la base de artista. Si él hubiese vivido, me habría dedicado a cantar. Al no estar él, esa parte de mi vida también se terminó. Tengo mucho oído y buena afinación, pero sin él no es lo mismo. Estoy superfeliz, porque el poder cantar en el concierto es un sueño hecho realidad”.
La idea del evento surgió como celebración del que habría sido el 80º cumpleaños de Nino Bravo, iniciativa inspirada en el concierto que tuvo lugar en 1973, tras la muerte del artista, y en el que cantaron Julio Iglesias, Víctor Manuel y otros. “En esta ocasión, todos con los que contactamos estaban interesados, y algunos tendrán que quedarse fuera porque hay más de veinte confirmados”, explica Eva.
Hagamos memoria: Nino Bravo, intérprete grandioso donde los haya, de voz que despeinaba flequillos, falleció a los 28 años, en la cresta de la ola de su popularidad, en un accidente de tráfico en la N-III a la altura del término municipal de Villarrubio (Cuenca). Se dirigía a Madrid desde Valencia, pero no para cantar: en su faceta de representante, acompañaba al Dúo Humo, que se disponía a grabar en la capital su primer disco. Aquel 16 de abril de 1973, el BMW que el propio Nino Bravo conducía se salió de una curva y dio varias vueltas de campana. Nino Bravo fue el único ocupante que perdió la vida en el suceso.
Su accidente
Si el funesto accidente conmovió a la población española, puede imaginarse lo que supuso para su familia. Nino Bravo acababa de contraer matrimonio (el 20 de abril de 1971) con la jovencita María Amparo Martínez, y en enero de 1972 nació su primera hija, a quien bautizaron con el nombre de la madre.
Apenas un año pudo disfrutar Nino Bravo de su primogénita, pero no pudo conocer a su segunda hija, puesto que María Amparo estaba embarazada cuando el cantante murió. Eva nació meses después de la tremenda desgracia y solo supo quién había sido su padre a través de los recuerdos de su madre y el inagotable cariño que la gente le profesaba.
Eva Ferri, quien hoy es una mujer de 52 años, hubo de aprender a crecer sin un padre de quien se hablaban maravillas. “Mi hermana y yo —dice— lo hemos tenido siempre muy presente. No estaba físicamente, pero no ha dejado de estar con nosotras. Todo el mundo hablaba de él. Todas sus cosas estaban en casa, hasta que trasladamos muchas al museo. La música de mi padre nunca dejó de sonar en casa. No tengo recuerdo de un instante concreto en que yo pensara: ‘¡Mi padre es Nino Bravo!’. Supe que era cantante, y así he vivido, nada más. Te vas haciendo mayor y te vas dando cuenta de quién era. Lo mismo habría ocurrido si él hubiese estado”.
Viuda a los 22 años
El repentino dolor destrozó a su esposa, María Amparo, quien en el momento de la muerte de Nino Bravo tenía solo 22 años. Era una chica joven, enamorada, ilusionada y que estaba empezando a crear una familia. “Le cambió la vida de la noche a la mañana”, corrobora Eva. “Aunque eso le pasa a personas anónimas constantemente. Su primera prioridad fue protegerse, porque yo tenía que nacer; se centró en eso. Recibió el apoyo de la familia. Pero aquello le pasa a cualquiera y le deja hecho polvo. Empezó a trabajar, no le fue bien, y más tarde lo dejó”.

María Amparo nunca volvió a casarse. “Ha tenido novios, pero casarse otra vez, jamás. Y se dice pronto, después de cincuenta y dos años. Su marido murió cuando estaban más enamorados de la vida. Aunque lo ha superado, no hay nadie que pueda ocupar ese lugar. No ha tenido relaciones largas. Me habría gustado que le salieran las cosas bien sentimentalmente. Pero se ve que ha sido imposible. Si la mayoría de la gente no ha podido olvidar a Nino Bravo sin tenerlo cerca, en mi casa ha sido imposible. Para mi abuela, que era su yerno, fue como si perdiera un hijo. Mis tíos… Todos están marcados por su muerte. Mi padre, en familia, ejercía de paraguas. Todo giraba alrededor de él”.
De esa faceta extramusical, Eva tiene mucho que contar, pues si no la vivió, acumula referencias de primera mano. “Fuera de los escenarios le gustaba estar con su familia, sus amigos… Era divertido, le gustaba salir, cenar, comer, tomarse una copa… Mi madre me lo describe como una persona que en la cercanía era una pasada y con quien la gente quería estar. Él hacía kilómetros y kilómetros para ver a mi madre y mi hermana. Quería estar en su casa todo el tiempo que pudiera”.
Aunque la mayoría del público conserva en su recuerdo al genial Nino Bravo, las generaciones más jóvenes solo disponen de vagas nociones que quién fue y qué representó, no solo en la música española, sino en la sociedad de nuestro país. Eva lo describe en estos términos: “Aparte de que ha sido uno de los grandes que ha dado España, ha conseguido traspasar la barrera del tiempo. Y hacerlo sin estar, lo que es muy complicado. Que un cantante después de cinco décadas siga siendo un referente es increíble. La gente lo tiene como banda sonora de sus vidas, de cumpleaños, celebraciones, tristezas… Nino Bravo ha quedado como himno. Tenía un carisma especial que cuando salía a cantar, solo con su presencia llenaba el escenario, sin apenas moverse, porque no era de bailar. Transmitía verdad: todo lo que canta, te lo crees y te llega al corazón. Eso por no hablar de su voz de tenor; podría haber cantado lo que le diera la gana”.
Según la menor de sus hijas, Nino Bravo, a los 80, seguiría vinculado a la música. “Lo he pensado muchas veces. Él quería hacer muchas cosas. Había visto un local para montar una discoteca en Valencia. Tenía una empresa para producir a otros artistas. No tengo duda de que habría seguido cantando, pero habría hecho un millón de cosas más. Habría cantado de todo y evolucionado con la música. Le gustaba la canción melódica, pero quería encaminarse a cantar otros estilos, a veces incluso rock. Ya cantó ‘Te amaré’, que es un tema rockero total. Se habría actualizado, como ha hecho Raphael, que es un grande que sigue cantando con 82 años”.
Nino Bravo dejó una huella de bellas emociones, lo que supone un orgullo para su familia y, también, para los miles de fans que celebrarán su paso por la vida el próximo septiembre en Valencia.