FESTIVAL DE VENECIA

Dwayne Johnson o atreverse a dejar atrás el lastre de La Roca: "¿Estaba viviendo mi sueño o el de otros?"

Dwayne Johnson
Dwayne Johnson, en el Festival de Venecia. GETTY IMAGES
Compartir

La superestrella de la lucha libre. El héroe de acción definitivo del siglo XXI. El actor mejor pagado del mundo. Pocos nombres resuenan con tanta fuerza en Hollywood como el de Dwayne Johnson, alias 'The Rock', una de las figuras más icónicas de la industria del entretenimiento. Pero, ¿y si estar en la cima del mundo no fuera suficiente? ¿Qué ocurre cuando lo tienes todo pero en realidad te sientes preso en una jaula dorada? ¿Qué pasa cuando en tu cabeza se mete un pensamiento que poco a poco te va devorando por dentro: "¿Soy capaz de ser algo más"?

Dwayne Johnson: "El ego es lo que nos impide triunfar"
Dwayne Johnson: "El ego es lo que nos impide triunfar"
PUEDE INTERESARTE

Lo más sencillo para 'The Rock' sería seguir siendo 'The Rock'. Es decir, involucrarse en aparatosas superproducciones atiborradas de adrenalina, explosiones y one-liners implacables destinadas a romper las taquillas. Pero a sus 53 años, Dwayne Johnson tenía claro que había llegado el momento de salir de su zona de confort y probar si también puede ser un actor 'serio', de los que se atreven a desnudar sus emociones y aspiran a ganar premios. Por eso, 'The Smashing Machine', dirigida por Benny Safdie y recién presentada en el Festival de Venecia, es tan importante para él.

Rompiendo su propia narrativa

Aceptar interpretar a Mark Kerr, un luchador de artes marciales mixtas con una vida tan brutal fuera del octágono como dentro, le ofrecía a Johnson la oportunidad de romper su propia narrativa, de alejarse del arquetipo de héroe de una pieza que le ha hecho célebre y abandonar el escudo de su eterna invulnerabilidad.

PUEDE INTERESARTE

Lo contaba así en rueda de prensa respondiendo a David Martos, de Kinótico: "Hollywood está obsesionada con la taquilla y perseguir eso puede acabar contigo. Ahora lo entiendo. Yo hice muchas películas de ese tipo y la verdad es que me gustaron. Algunas tuvieron mucho éxito, otras no tanto. Pero siempre me preguntaba si no habría algo más para mí. Me cuestionaba si estaba viviendo mi sueño o el de alguien más. A veces necesitas que alguien te diga que sí puedes hacerlo".

"Tenía la opción de conformarme, de decirme a mí mismo que las cosas me iban bien y que mejor no causar problemas. Pero he preferido arriesgarme y vivir mi sueño. Quizás oportunidades como esta no me llegaban porque tenía miedo de explorar cosas así”, se sinceraba Johnson, visiblemente más delgado de lo que nos tenía acostumbrados.

¿El Oscar, en el horizonte?

Tampoco es que 'The Rock' haya abandonado para siempre el blockbuster palomitero (en su agenda figuran varias secuelas de éxitos suyos como 'San Andreas', 'Jungle Cruise' o 'Fast and Furious'), pero 'The Smashing Machine' le ha servido para emprender la búsqueda de algo más profundo y trascendental. La película retrata la compleja vida de un hombre roto que lucha contra adicciones, frustraciones y un mundo hostil. Y Johnson se entrega en cuerpo y alma. Tanto que su nombre ya empieza a sonar en las quinielas para los Oscar.

La estruendosa ovación de 15 minutos tras la proyección del filme en la Mostra provocó las lágrimas del actor, y la entusiasta reacción de los críticos le coloca en una posición privilegiada en la carrera de premios de este año. Ya se sabe cuánto ama Hollywood los relatos de redención. Y la historia del icono pop encasillado que decide reinventarse y apostar por el riesgo es casi más fascinante que la que se cuenta en la película. En cualquier caso, a estas alturas 'The Rock' debe tener claro que el premio más importante no es una cifra de mil millones en la taquilla, ni siquiera un Oscar, sino haber sido capaz de dar todo lo que tenías dentro y ni siquiera sabías que tenías. Y eso, al parecer, lo ha conseguido.

Rompiendo moldes

Por supuesto, Johnson no es el primer actor que en su madurez se atreve a desafiar las expectativas. Ese camino también lo ha emprendido recientemente Pamela Anderson, que tras décadas encasillada como símbolo sexual sorprendió mostrando su vulnerabilidad y autenticidad y reivindicando la libertad de ser una misma. Y en 'La sustancia', Demi Moore también se reinventaba a los 61 años en un papel visceral, oscuro y valiente con el que desafiaba a una industria que se había empeñado en jubilarla. Pruebas claras de que el coraje para romper etiquetas no tiene edad ni género.