Naum, el desconocido hijo de Robe Iniesta que sigue la estela del líder de Extremoduro tras su muerte
Robe Iniesta, fallecido este miércoles a los 63 años, se casó con Bibi Vázquez y tuvo dos hijos, Naum y Karín
Última hora de la muerte de Robe Iniesta: de las reacciones a la enfermedad que le obligó a cancelar su gira
España ha amanecido consternada con el fallecimiento de Robe Iniesta, el líder de Extremoduro y una de las figuras esenciales del rock español. Más allá del impacto artístico, la muerte del cantante a los 63 años deja huérfano a un núcleo familiar que siempre fue su refugio: su esposa, Bibi Vázquez, y sus hijos, Naum y Karín, a quienes protegió frente a la exposición mediática.
Ese afán de Robe por preservar la intimidad marcó profundamente la manera en que la familia vivió incluso los años de mayor éxito del músico.
Naum Iniesta, el hijo mayor de Robe, ha ejercido de batería en una banda
Naum Iniesta Vázquez, su hijo mayor, heredó el instinto musical. Su perfil reservado ha generado siempre una silenciosa fascinación entre quienes seguían la trayectoria de su padre. Lejos de aprovechar la fama del apellido, Naum eligió construir su propio camino desde la discreción más estricta. Aunque creció rodeado de creatividad y música, nunca ha mostrado intención de acercarse al lugar que su padre ocupaba sobre los escenarios, manteniéndose fiel a un estilo de vida alejado de las cámaras.
La incursión más visible de Naum llegó como batería en la banda madrileña Kontrol-M, un proyecto con el que comenzó a desarrollar su identidad musical sin recurrir a ningún tipo de privilegio derivado de su origen. Pese a ello, siempre se mantuvo en un segundo plano, reacio a convertirse en personaje público. Incluso ahora, tras la muerte de Robe, Naum ha optado por guardar silencio y evitar apariciones, en sintonía con la postura que ha mantenido toda su vida. Él sigue la estela de su progenitor en la música, pero con la prudencia que le caracteriza.
Karín, la hija menor de Robe Iniesta, y su esposa Bibi Vázquez
Al otro lado de este pequeño universo familiar se encuentra Karín, la hija menor, aún más esquiva al foco que su hermano. Su vida ha transcurrido también bajo una estricta discreción, amparada por unos padres que priorizaron su desarrollo en un ambiente estable y protegido, sin grandes lujos pero con una profunda atención a su educación y bienestar. Robe siempre evitó que sus hijos se convirtieran en parte del relato mediático que rodeaba su carrera.
El corazón de ese hogar lo completaba Bibi Vázquez, compañera vital del músico y musa de varias de sus canciones. Su historia estuvo marcada por altibajos, incluida una separación temporal, pero también por un vínculo que inspiró algunas de las letras más intensas de Iniesta. Juntos levantaron una vida tranquila en Lezama (tras pasar por Madrid, Barcelona y Granada), donde el artista encontró el equilibrio entre creación, familia y naturaleza. Hoy, tras su pérdida, queda el retrato de un hombre que hizo de su familia su ancla y de la privacidad, una forma de resistencia.