La bisnieta de Freud que tumba en su diván a Nick Cave, Rosalía y otros famosos: "¿Por qué te has puesto esta ropa hoy?"

Bella Freud, diseñadora y bisnieta del padre del psicoanálisis, une moda y psicoanálisis en un podcast único
¿El mandil de la abuela de moda en las pasarelas de París?
Hay apellidos que no se llevan con ligereza: te heredan una carga, una sombra, una silueta difícil de disimular. Freud es uno de esos apellidos. Y para Bella Freud, bisnieta de Sigmund Freud, esa genealogía no fue un simple adorno en un pasaporte: fue el terreno sobre el que edificó su identidad, su obra y, finalmente, su reconciliación con su pasado. Lo hizo como lo haría su bisabuelo, en un diván, pero en un formato al que el padre del psicoanálisis le pilla muy lejos: un podcast.
Alguien llama al interfono del apartamento londinense de Bella, que enseguida invita a subir a su interlocutor. Algo así como el ‘Dile que baje’ de Quique Peinado, pero con algo más de glamour. Ese es el inicio de una hora de conversación en la que invitados de toda índole desnudan su alma a través de sus prendas de vestir. Una paradoja que se presenta ya con la primera pregunta de Freud a sus invitados a Fashion Neurosis, el podcast que se ha convertido en referencia en el mundo de la moda y de la psicología: “¿Por qué has elegido esta ropa hoy?”.
Esta cuestión sirve para abrir el fuego y para que, a través de sus prendas, los protagonistas cuenten secretos inconfesables de su personalidad y de su pasado. Es el caso de Nick Cave, el ‘Príncipe de la oscuridad’, que contó la rutina de su adicción a la heroína durante 20 años y cómo vestir de traje y corbata le ha ayudado a dar equilibrio a su vida. O Rosalía, que ha sido una de sus últimas invitadas y a la que Bella Freud logró sacar cómo una mala experiencia en un casting le abrió los ojos para ver la importancia de formarse en todos los aspectos de la vida.
Una pregunta que vale para todos
Freud se sirve de un escenario sobrio e intimista en el que luce parte de su pasado para sacar lo mejor de invitados tan pintorescos como Kate Moss, Cate Blanchet o el exfutbolista Eric Cantona. En la escena, algunos de los retratos que le hizo su padre Lucian Freud, uno de los pintores alemanes más importantes del siglo XX. Y en el centro uno de los divanes que perteneció a su bisabuelo. Un mueble que sirve para que sus ‘pacientes’ se abran sobre lo que dice la moda de cada uno de ellos y sus personalidades.
A eso también ayuda su capacidad para escuchar, pero también para conservar. Aunque no siempre fue así. Desde pequeña, Bella vivió entre el arte y un silencio emocional. En su casa, “no se hablaba de sentimientos”, señala siempre en sus entrevistas. Lo hace con cierta melancolía cuando habla de su pasado.
Fue en su madurez, pasados los 50, cuando se dio cuenta del poder de un buen diálogo. Y fue en ese momento cuando 'Fashion Neurosis' empezó a tomar forma. Primero se le ocurrió como un programa en el que hablar con la gente de la moda entre las bambalinas de un desfile. Pero fue la pandemia y el encierro que sufrió media humanidad lo que hizo que viera en el diván de su bisabuelo -del que apenas ha leído su obra como ella misma ha confesado- el vehículo para sacar lo que ella ya sentía: que la ropa deja ver lo que mostramos, pero también lo que sentimos.
Cocinera antes que fraile, o en su caso costurera antes que trendy, Bella empezó en el mundo de la moda de forma casi clandestina. Trabajó para Vivienne Westwood en su icónica tienda Seditionaries, un espacio punk donde las preguntas eran tan subversivas como la ropa. Con los años, fundó su marca 'Bella Freud' y convirtió sus prendas en algo más que prendas: son mensajes. Y cada frase es un punto de partida —no una orden, sino una invitación a pensar. Bordar una palabra en un suéter no es solo estética: es una forma de terapia.
La nueva versión del psicoanálisis
Algo que luego ha trasladado al micrófono. En su naturaleza íntima, el pódcast refleja algo muy personal: para Bella, esto es más que entrevistar, es psicoanalizarse. En palabras recogidas por 'New Yorker', ella reconoce que el programa representa una forma de auto-reconciliación: no es solo su voz, es su espacio para explorar su propia personalidad y transformar su herencia. “Es una versión divertida de lo que mi bisabuelo hizo con el psicoanálisis”.
En su forma de trabajo, Bella ha logrado algo poco común: unir su linaje freudiano con su propio pulso creativo. No se refugia en su apellido; lo utiliza como materia prima para diseccionar emocione. Y lo hace con la moda como medio para hablar de lo que sentimos y no decimos. “Una armadura que puede darle a la inteligencia más espacio para funcionar”, ha asegurado la diseñadora.
“Es una versión divertida de lo que mi bisabuelo hizo con el psicoanálisis"
Y lo más interesante es que no lo hace con dramatismo, sino con elegancia discreta. Sus frases bordadas no son sermones: son preguntas. Sus entrevistas no son confrontaciones: son diálogos empáticos. Su pódcast no es un show: es una sesión. Una sesión donde todos —ella incluye— podemos mirar algo más profundo que el espejo. Bella Freud, que hoy cuenta con más de 160.000 suscriptores en Youtube y más de 300.000 seguidores en redes, ha convertido su apellido en un estandarte de moda, pero también de introspección. Su trabajo nos recuerda que la moda puede ser un lenguaje. Un modo de escucharnos.
