Granado hace una novela sobre Queipo que no podrá utilizar "ningún bando"

AGENCIA EFE 22/08/2010 13:18

Granado dijo a EFE que "ambicionaba construir algo más universal y equidistante de nuestras mezquinas posiciones enfrentadas, contar algo sobre la condición humana".

De ahí que al autor le haya salido "una novela innominada, sin que la fecha del 36, ni el nombre de Sevilla, ni aun el de Queipo salgan a relucir una sola vez" en estas páginas, si bien "las referencias son elocuentes".

El novelista aclaró que "Queipo y sus hechos son sólo motivo de inspiración, como supongo que lo tendrían personajes inmortales como el 'Tirano Banderas' de Valle (Inclán), el 'Patriarca' de García Márquez o el 'Supremo' de Roa Bastos", si bien matizó con humor que Queipo resulta "algo más sandunguero y 'comunicador'" que esos personajes literarios.

Granado explicó que concibió la obra "cuando empezaba a agriarse la polémica sobre recuperación de la memoria histórica", a la cual consideró "uno de los interminables capítulos del guerracivilismo latente en nuestra sociedad, se diga lo que se diga".

En "El fajín del Virrey", la trama "se sirve como cebo narrativo de una historia policial que transcurre durante aquel verano de guerra civil, con implicaciones cofrades que no podían faltar en una ciudad donde tan influyentes son las hermandades", según Granado, autor de otras novelas históricas sobre Mendizábal y Ferrer Guardia.

"Alguien dijo que el camino más directo para alcanzar la verdad quizás no sea la exhumación, sino la intuición; y que una narración histórica hecha de ficciones quizás sea más perspicaz que una respetuosa con las cifras; con cifras se maquilla la historia e incluso los genocidios", añadió Granado.

El autor consideró que "resucitar la memoria de aquel drama no le corresponde tanto a la ciencia de la historia como al oficio de la ficción" y que "al modo de los esperpentos valleinclanianos, Queipo es un personaje que se ha ganado a pulso la categoría de 'mito', y los mitos no se investigan; se representan".

"Eso he pretendido, al inspirarme en el controvertido personaje para recrearlo con toda desfachatez, fiel a un sentido personal de la coherencia que nada debe al 'rigor moral' tras el que se escudan las militancias intelectuales", añadió el autor, para advertir de que nadie quiera ver en estas páginas "una biografía de Queipo".

Sobre la trama adelantó que habrá "un inspector enredado en la resolución de un crimen de sacristía, la hija réproba que se busca a sí misma bajo el vestido, la Magdalena de cabaré, el maestro luciferino, el torero vestido de azul bajo el traje de luces", todos los cuales sostienen "una ficción que distorsiona lo probado en busca de lo que nunca se llegará a probar."

Granado recurrió a la voz popular que dice que "los que no estuvieron en las guerras pasadas son los que más presentes las tienen" para definirse a sí mismo, ya que confesó: "Desde niño he oído referencias constantes al desastre del 36 y sus miserias; es la transmisión oral de un tiempo infame que muy poca literatura decente se ha propuesto en serio dignificar."

O sea, la historia "de cómo el general Queipo de Llano se adueñará de una Sevilla que, en cierto modo, lo estaba esperando; de cómo inventará armas de guerra tan poderosas como la radio; de cómo, en este feudo, la tradición local cerrará filas contra la República; y de cómo se aceptará en silencio la depuración sistemática como remedio contra el caos -o el miedo al caos, que es peor-". EFE

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