En el último Toronto - Golden State Warriors de la final de la NBA el partido también estaba en las gradas: Beyoncé contra Nicole Curran, la mujer del dueño de los Warriors. Y en medio, Jay-Z, el marido de la cantante. El encuentro empezó siendo amistoso, pero cuando la pareja fue captada por los focos y saludó a la cámara lo hacía ya con una intrusa en la pantalla: Nicole quería marcarse un tanto solo con Jay-Z. A Beyoncé le cambió la cara. Estaba molesta, y desplegó su defensa con un placaje que zanjó el partido; un sutil movimiento engrandecido en las redes por los fans más radicales de la cantante. Y eso que un caso parecido ocurrió hace poco a la inversa. Sin embargo, algunos incluso han amezado de muerte a la tercera en discordia.
La publicista de Beyoncé ha tratado de apaciguar a las fieras: “Sé que vuestro amor es profundo, pero ese amor debe darse a todos los seres humanos. No le traerá ninguna alegría a la persona que queréis si vomitáis odio en su nombre”, escribió en las redes sociales.
No es la primera vez que una escena de celos se hace viral. Que se lo digan a los Obama en el funeral de Nelson Mandela, o a Irina Shayk, hoy separada del hombre que protagonizó junto a Lady Gaga la actuación musical con más química de los Óscar.