Las postales, una ventana al mundo que atesora historias de amor y costumbres de época

  • Las postales, muchas veces olvidadas, nos permiten aún hoy conocer la historia de algunas ciudades y sus costumbres

  • Las postales llegaron a ser una especie de Instagram de la época; una ventana al mundo para tanta gente que no viajaba

  • Las postales en ocasiones recorrían miles de kilómetros con noticias para familiares y mensajes de amor

Pese a que muchas postales están olvidadas en los baúles, ello no quiere decir necesariamente que carezcan de interés o de utilidad. Algunas de ellas, por ejemplo, pueden llegar a ser incluso una herramienta valiosa para conocer la historia o las costumbres de la época.

Prueba de ello son algunas postales de ciudades como Madrid, que tanto ha ido cambiando en el último siglo. Con ellas, por ejemplo, podemos ver cómo la famosa Puerta del Sol, ahora llena de turistas, era hace más de un siglo una encrucijada de tranvías y carruajes de caballos.

También sus postales recogen el momento en que se instalaba el icónico ‘Oso del madroño’, uno de los símbolos más queridos.

Las postales, una ventana al mundo para tanta gente que no viajaba

Entonces, las postales eran una especie de Instagram de la época; una ventana al mundo para tanta gente que no viajaba. A sus buzones llegaban pedacitos de Madrid, como el Palacio Real, la fuente de la Diosa Cibeles o la Plaza Mayor; un hervidero de gente donde hacían negocio desde el barquillero a la violetera.

Los mejores fotógrafos de la época firmaban imágenes que recorrían miles de kilómetros con noticias para familiares… y mensajes de amor.