Psicología

Monique de Kermadec, experta en adultos con altas capacidades: “Hay diferencias en cómo se manifiesta en hombres y mujeres”

La teoría del todo
Fotograma de 'La teoría del todo'. Universal
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Hasta hace unos años, las altas capacidades se asociaban únicamente a aquellas personas con una inteligencia por encima de la media y que presentaban un Cociente Intelectual (CI) igual o superior a 130 (la media de la población se mueve entre 90 y 110). Es más, los primeros estudios psicológicos las asociaban a personas con un alto rendimiento académico (hoy se sabe que no siempre es así), con lo que la fórmula para detectar altas capacidades era hace décadas (aparentemente) sencilla: alumno con notas brillantes+CI alto=persona superdotada.

Hoy en día, además de que el término ‘superdotación’ está cayendo en desuso, no solo se tiene en cuenta la inteligencia de una persona a la hora de hablar de altas capacidades, sino que también se contemplan otros indicadores multidimensionales como la creatividad, el razonamiento lógico y el talento específico para determinadas áreas (música, pintura, lenguaje…), de modo que no es tan sencillo detectarlas, ni asociarlas a un patrón determinado, algo que se complica todavía más sabiendo que no se presentan igual en hombres que en mujeres.

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Hombres y mujeres no experimentan las altas capacidades de la misma manera en su vida cotidiana

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Lo defiende la psicoanalista Monique de Kermadec, que explica a Uppers que esta condición hace que sea tremendamente común que muchas personas con altas capacidades desconozcan que las tienen e incluso "que se avergüencen de su forma de percibir el mundo", explica, además de no acabar de encontrar su sitio y que esto "derive en infelicidad e incluso en estados de depresión".

Altas capacidades en hombres y mujeres

En su libro ‘El adulto superdotado’, Monique se dirige precisamente a esas personas, “a esos adultos a los que su sensación de ser diferentes, fruto de una inteligencia a la vez superior y distinta, ha condenado a la marginación; a esos que no siempre han encontrado su camino y que padecen en el callejón sin salida en el que los ha aprisionado su singularidad”, explica.

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La experta, con más de 25 años a sus espaldas ayudando a las personas a comprender y gestionar sus altas capacidades, detalla que en líneas generales, además de una inteligencia específica, “estas personas presentan una serie de rasgos de la personalidad que las diferencian de quienes presentan la inteligencia a la que estamos habituados” y que las altas capacidades “coexisten con una personalidad propia”.

En este sentido, Monique asegura además que su “práctica” y su “escucha” le han demostrado que “existen diferencias significativas en la forma en que hombres y mujeres las experimentan”.  Durante mucho tiempo, explica, “hemos hablado de superdotación incluyendo a hombres y mujeres en los mismos estudios”, pero hoy se sabe que “no experimentan las altas capacidades de la misma manera en su vida cotidiana”.

Los ritmos de desarrollo y educación de las mujeres son diferentes a los de los hombres

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‘La femme surdouée’

Sus pensamientos y expectativas han llevado a esta psicóloga clínica a la idea de que las mujeres merecían un estudio específico, cuyas conclusiones aborda en su libro ‘La femme surdouée’, que aún no se ha traducido al español.

Según Monique, “los ritmos de desarrollo y educación de las mujeres son diferentes a los de los hombres y, además, ellas sufren limitaciones y percepciones específicas del mundo en el que viven”.

Si bajamos más a tierra esas diferencias, veremos, según coinciden en señalar varios estudios, que los varones suelen dar mayor puntuación en los test de áreas que tienen que ver con el razonamiento espacial, el cálculo, los problemas matemáticos y la orientación visual. Mientras que las mujeres sobresalen más de media en disciplinas tangentes con las habilidades comunicativas y el manejo del lenguaje.

Estas diferencias están ligadas mayoritariamente a los estereotipos culturales pero, en su opinión, podrían limitarse con el tiempo ya que “cada vez son más las jóvenes que se plantean estudiar y trabajar en campos que hasta hace solo unos años se consideraban masculinos”.