Un tribunal austríaco condena a un vecino a pagar 30.000 euros por el ruido de las ranas de su estanque: supone "contaminación acústica"
Un tribunal de Austria ha dictaminado que las ranas de un estanque privado generan un ruido excesivo
Por ello, el propietario deberá abonar unos 30.000 euros para compensar a su vecino y cubrir los gastos judiciales
Un tribunal de Austria ha dictaminado que las ranas de un estanque privado generan un ruido excesivo y que su croar supone una "contaminación acústica". Por ello, el propietario deberá abonar unos 30.000 euros (alrededor de 34.900 dólares) para compensar a su vecino y cubrir los gastos judiciales, según informó la televisión pública ORF.
La sentencia ha causado sorpresa en la localidad de Pasching, al norte del país, donde se desarrolla el litigio entre ambos vecinos. Hasta ahora, demandas similares habían sido rechazadas al tratarse de una especie protegida y considerarse el croar como un sonido natural, recordó Julia Kropfberger, presidenta de la Asociación para la Conservación de la Naturaleza de Alta Austria.
Obligación de reducir el ruido
El dueño del estanque, Wolfgang Knoll, deberá ahora, por orden judicial, aplicar medidas para poner fin a la contaminación sonora provocada por los anfibios.
"Nos han declarado culpables porque es demasiado ruidoso, especialmente por la noche, y el vecino no puede dormir con las puertas del patio abiertas", declaró Knoll a la emisora.
Proliferación de anfibios
Según el abogado del demandante, el tribunal determinó que en este caso la población de ranas había aumentado "de forma explosiva" y que recientemente unas 50 habían ocupado el estanque.
El año pasado, la ORF ya informó de problemas similares en estanques y piscinas privadas, aunque en todos los casos anteriores los jueces concluyeron que el croar no era sancionable.
Una especie protegida y necesaria
Kropfberger explicó que se trata de ranas macho, que croan con fuerza para hacerse oír a distancia y atraer a hembras. La experta confía en que esta sentencia no siente precedente, recordando que en las últimas décadas, por el avance urbanístico, se han perdido muchos hábitats naturales y que los estanques y piscinas de jardín se han convertido en refugios esenciales para estos anfibios.