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Origen de la expresión "tener sangre azul": en la Edad Media unos pocos cumplían este requisito

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El origen de 'tener sangre azul' no es el que piensas. Unsplash
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MadridLa sangre es roja. Esta es una de las verdades universales más indiscutible (por lo menos es roja a simple vista) y que además es muy sencilla de comprobar, porque todo el mundo se ha dado un golpe fuerte, se ha caído y se ha hecho una herida, pudiendo comprobar que, efectivamente, la sangre es roja. Sin embargo, de algunas personas se dice que ‘tienen sangre azul’. 

Este es un térmico con el que desde hace mucho tiempo se hace referencia a la nobleza y la monarquía, personas afortunadas y destacadas por cuyas venas no parece correr la misma sangre que la del común de los mortales. Es una expresión que se sigue usando en nuestros días y que ha servido de inspiración a los cuentos de hadas, que denominan como ‘príncipe azul’ al hombre perfecto para su princesa. 

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El origen de esta expresión no siempre es conocido y, de hecho, hay varias versiones, ¿las conoces?

El origen de la expresión ‘tener sangre azul’

La versión más extendida sobre el origen de esta expresión tiene que ver, literalmente, con el color de la sangre. Ya hemos dejado claro que es roja, pero, sin embargo, las venas que pueden verse a través de la piel son azules (un efecto óptico provocado por la refracción de la luz), lo que habría llevado a emplear esta expresión al hacer referencia a los nobles. 

Sus venas se veían con mayor nitidez, porque su piel era fina y, sobre todo, clara, debido a que no pasan demasiado tiempo trabajando bajo el sol, como sí les sucedía al resto de las personas. El trabajo en el campo hacía que la gente adquiriera un buen bronceado que hace que sus venas se vean menos. En el caso de los nobles no era así y esas venas de color azul destacaban mucho más, haciendo que se les señalara por ‘tener sangre azul’, sin duda un guiño a las muchas diferencias que existían entre ese estrato social y todos los demás. 

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Esta historia, si bien parece tener mucha lógica y sentido, no sería la verdadera, por lo menos así lo afirma Alfred López, escritor y divulgador de curiosidades. Esto, al parecer, no sería cierto y el origen de esta expresión sería una traducción errónea realizada por unos humanistas españoles en el siglo XVII de unos antiguos textos del historiador romano Cornelio Tácito. 

En esos textos se refería a emperadores y reyes con la expresión ‘caelesti sanguine (ortam)’, nacido de sangre celestial, pero la palabra ‘caelesti’ fue traducida erróneamente por celeste, lo que derivó en el uso del color para hacer referencia a estas personas. De celeste se pasó a usar azul, lo que con el tiempo se convirtió en la expresión ‘tener sangre azul’, con el sentido que todos conocemos y que es el mismo que se empleaba entonces. 

En principio esta expresión hacía alusión a su origen divino, pero con el tiempo se volvieron un poco más terrenales, a pesar de las evidentes diferencias que seguí existiendo los monarcas y nobles y todos los demás.