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El sorprendente origen del mando a distancia: un invento contra los anuncios de televisión

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Nada mejor que poder cambiar de canal cuando algo no te interesa. Unsplash
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MadridPocas cosas resultan más molestas que estar completamente enfrascado en una película, serie o programa de televisión y que comiencen los anuncios. Aunque sea solo por la rabia que nos produce este corte, no son pocas las personas que se niegan a verlos y optan poco cambiar de canal, en ocasiones con rabia, otras con resignación, algunas también con cierto punto de rebeldía. 

Esto nos parece algo lógico, ¿para qué voy a estar viendo anuncios que no me resultan interesantes cuando puedo encontrar algo que sí me entretenga durante estos minutos o incluso durante el resto de la noche? Apretamos un botón y tenemos a nuestra disposición muchas otras opciones. Esto no siempre fue así, sin embargo, fue este mismo sentimiento en el que llevó a la invención del mando a distancia.

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El origen del mando a distancia: un invento contra los anuncios de televisión

Antes de que este práctico aparato fuera inventado, cambiar de canal no era tan sencillo, por lo que es bastante probable que solo por no tener que levantarse del sillón se vieran todos los anuncios que habían decidido poner (salvo que en la casa hubiera un hermano o hermana pequeño, en cuyo caso tal vez alguien consiguiera convencerle para hacerlo). 

Esto es lo que le pasó en 1950 a Eugene F. McDonald, presidente de Zenith Electronics, que decidió que no quería ver anuncios y que era necesario un sistema para poder cambiar de canal a través de un mando y que pudiera ser a distancia, tal y como recogen en BBC. Conseguir este dispositivo llevó un tiempo, pero finalmente en 1955 la empresa lazó su primer control remoto, creado por el ingeniero Eugene Polley y llamado ‘Flasmatic’.

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Los primeros modelos no permitían tanta distancia como los actuales, estaban conectados al aparato de televisión con un cable. Algunos modelos permitían encender y apagar la televisión, así como cambiar de canal, pero no bajar el volumen, por si no tenías intención de escuchar los anuncios, pero tampoco querías arriesgarte a perderte nada del programa cuando estos terminaran por estar viendo otra cosa. 

El ‘Flasmatic’ no era así, no tenía cable que lo mantuviera unido a la televisión y funcionada a través de un sensor, dirigiendo una luz desde el aparato hacia una esquina de la pantalla. Esto puso en evidencia ciertos problemas, pues la luz ambiental también hacía que se cambiara el canal, lo que suponía un problema para los espectadores. Zenith siguió trabajando en diseñar nuevos modelos para evitar los problemas que habían encontrado con este. 

Pensaron en usar ondas de radio, pero eso habría permitido cambiar el canal de la televisión del vecino, por lo que finalmente optaron por las de sonido, así nació Comando Espacial, que a través de ciertos sonidos mandaba las órdenes para modificar los canales. Eran sonidos que los humanos no podían escuchar, pero sí algunos animales. 

Con la evolución de la tecnología los mandos a distancia también cambiaron, cada vez era necesario que hicieran más cosas, aparecieron los teclados numéricos, y también se optó por la luz infrarroja, dejando atrás el sonido en la década de los 80 y 90. Tras un aumento en el número de botones se llegó al límite y con el tiempo se ha simplificado el sistema, optando en muchos casos por sistemas inalámbricos o que pueden manejarse a través de nuestros dispositivos electrónicos.