El cómic de David Bowie sobre sus años en Berlín huyendo de la fama y las drogas: "Tenía serias dudas sobre mi cordura"

'Low. Los años de Bowie en Berlín', de Reinhard Kleist, narra una etapa crucial en la trayectoria del Duque Blanco
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En 1976 David Bowie estaba al borde del colapso. Sus discos seguían vendiéndose bien, pero la paranoia, el consumo galopante de cocaína y una vida nocturna destructiva estaban erosionando peligrosamente sus salud física y mental. El propio artista confesaría después que apenas conservaba recuerdos de aquella época. Para escapar de todo eso tomó una de las decisiones más determinantes de su carrera: abandonar Los Ángeles y trasladarse a Berlín. Ese periodo en la ciudad alemana marcaría una profunda reinvención personal y artística que redefinió su obra y la historia del pop. Una etapa crucial que narra el dibujante alemán Reinhard Kleist en 'Low. Los años de Bowie en Berlín' (Underdog Ventures).

El cómic es una continuación de la anterior obra de Kleist sobre Bowie, 'Starman: Bowie's Stardust Years', y, como aquel, viene definido por su trazo ágil y una paleta de colores vivos y planos para narrar la crónica de los años berlineses del autor de 'Space Oddity' partiendo de la documentación existente sobre la época. Por supuesto, Kleist permite sus licencias para entrar en la cabeza de su fascinante protagonista.
Cuando Bowie toma la decisión de romper con todo y desaparecer era prácticamente un cadáver andante. Consumido por su último personaje, el Delgado Duque Blanco, sus delirios cocainómanos y sus extravagantes coqueteos con el fascismo, llegó un momento en el que el propio artista fue consciente de que estaba en caída libre. "Tenía serias dudas sobre mi cordura", llegó a reconocer.

Una nueva carrera en una nueva ciudad
Berlín ofrecía justo lo contrario a la cultura de excesos de Los Ángeles. A finales de los 70, la ciudad era una isla política rodeada por el Muro, marcada por las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial y una atmósfera austera, introspectiva y experimental. Bowie se instaló en el barrio de Schöneberg compartiendo un modesto piso con su amigo Iggy Pop, otro que estaba en proceso de desintoxicación, combatiendo sus propios demonios.
Allí ambos podían caminar por la calle, frecuentar bares de barrio sin ser reconocidos y llevar una vida anónima, lejos de la presión de la fama. Aquel entorno tan creativo se reflejó de forma directa en su obra. De ese periodo tan fértil surgiría lo que más tarde se conocería como la 'Trilogía de Berlín', los discos 'Low' (1977), 'Heroes' (1977) y 'Lodger' (1979). Aunque no todos fueron grabados íntegramente en el Hansa Tonstudio de la ciudad alemana, esta funcionó como eje conceptual del proyecto.
Sound and Vision
Aquellos álbumes también supusieron una ruptura radical con la música que había hecho Bowie hasta ese momento. Inspirado por el krautrock de Kraftwerk, Can o Neu! y motivado por la colaboración con Brian Eno y Tony Visconti, exploró texturas rotas y esquizoides, experimentó con la electrónica y abrió camino en la fusión del pop con la world music. Su influencia se dejaría notar en el post-punk, la new wave y el synth pop de los 80. 'Heroes', la canción, inspirada en una escena real de dos amantes besándose junto al Muro, se convertiría en uno de sus himnos más emblemáticos.
Berlín no solo salvó a Bowie de una autodestrucción casi segura, sino que le redefinió como artista inquieto y visionario. Cuando abandonó la ciudad ya no era el mismo que había llegado en 1976. Había dejado atrás sus fantasmas, se había recompuesto a sí mismo y había creado algunas de la obras más audaces de su carrera. Una historia apasionante que merecía ser contada de nuevo en forma de viñetas.
