Esta práctica es tan popular que hasta ha recibido nombre: jet lag social. Se da cuando ignoramos el ciclo natural del día y la noche y, durante el fin de semana, decidimos dormir toda la mañana para compensar la falta de sueño semanal.
El problema está en que, además de no recuperar nada, estamos empeorando nuestra salud. Investigadores de la Universidad de Guelph de Ontario, Canadá, han desarrollado un estudio que asocia este tipo de prácticas con problemas que van desde la irritabilidad, fatiga crónica hasta problemas cardiovasculares.
Las estadísticas recogidas muestran que cada hora de diferencia en el jet lag social, es decir, levantarse a las 8 cuando normalmente se hace a las 7, aumenta un 11% el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
La recomendación es mantener, en la medida de lo posible, el mismo horario de sueño los sábados y domingos que durante el resto de la semana, tal y como recoge 'New Scientist'.