Al subir a una montaña rusa los objetos personales corren especial peligro. Por eso, lo mejor es dejarlos en una taquilla para no perderlos de vista o pedir que alguien vigile las pertenencias. Aunque hay veces que un golpe de suerte o los reflejos de otros aventureros, como sucedió en esta ocasión, ayudan a recuperar los elementos sin ningún rasguño.
El protagonista subió el vídeo a su canal de Youtube para presumir de su gran destreza al coger el móvil de otro pasajero al vuelo. En la imagen se ve como un teléfono por los aires cuando Samuel alarga el brazo y lo coge a 135 kilómetros por hora. Estaba en pleno descenso en una atracción de Port Aventura cuando realizó esta hazaña por la que puede presumir de reflejos y que han visto más de un millón y medios de personas en internet.